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AL GUSANO EN MÍ

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En ojal del vacío, dejo tu sonrisa colgada por si se me ocurre buscarla, alguna vez. Vez de esas que no doy con paradero fijo y me doy nuevamente con tus recuerdos. Camino; y camino sin buscar un horizonte ni nada que me provoque las ganas de ser. Ya he superado los estigmas del que cree, como si creer fuera una fuerte de propulsión. A veces, cuando la tarde cae en el sueño, adivino tu mirada escrutando en mis errores, y siento, ¡oh, pobre de mí!, como si aún te importasen las llagas de tantas heridas.

Se me ha podrido la espera

Porque se me ha podrido la espera, hoy salgo a buscarla hasta dar con ella, sea dónde sea que se encuentre, o la encuentre, ya sea que esté indispuesta. Pues se me han derretido las agujas del reloj y la bienaventurada soledad ha dinamitado todas las posibles estaciones. Hoy, me declaro nuevamente andando, bajo este cielo roto de bombas que caen; y la amenaza se me hace más latente, de hallarme tristemente final, y sin regreso.

A olvidar y callar

Magisterio, el de las noches dejar en la oscuridad rastros de nombres, en silencio, y proclamar el brillo prestado de alguna que ha recibido más de un millar de halagos a cambio de iluminar ciertos caminos para otros que ni la amaban. Esto es lo aprendido, a olvidar y callar. Yo la he amado, sabiendo que no es debido.

Ciertamente

Al mal paso voy enfrentando el paso definitivo porque es menester afrontar el latigazo del ser y el estar sin otra consciencia que la de haberte querido tanto que hasta la piel se me ha desgajado en esto de la amarga espera. Así es; ciertamente, tu vientre danzaba en el oleaje de mis deseos y, de vez en cuando, la soledad venía tras de ti, cuando tu ausencia.

Sus ojos me hablan

Sus ojos me hablan en un idioma que no puedo traducir en palabras; pero, me gustaría dijeran mi nombre, así como yo callo el suyo en mis versos.

En plena crisis

Incapaz de distinguir cielo por nubes tragó todo lo que debió guardar para sí en plena crisis mundial de los besos sin labios.

Speculum 4

Detrás de su sonrisa impresa en el cristal de mi necesidad no verle hoy, es como el no ser y la muerte es solo una palabra. Detrás, siempre detrás, usted dando con todas mis excusas me devuelve su sonrisa astral con esa palidez de la ausencia.

Vicios

No sé si sea uno quien se vuelve un correlato de sus propios vicios o si son ellos quienes van hilando la trama de mates, cigarrillos y vino de mañanas, tardes y noches en la supresión de nosotros mismos. No; no lo sé, de verdad.

Speculum 5

Puedo abrir con mis besos -y tengo todas las llaves- la bóveda celeste y arrebatar sus ojos para mis pasos para mirar y mirarme en su mirada y embriagarme en su dulce canto junto a las sirenas de la mar. Puedo, así como ella también quiere, naufragar en los océanos de su amor y descansar sobre su vientre de estrellas.

Una voz se apagó

Una voz se apagó en el horizonte, y entonces, ni el firmamento volvió a ser el mismo ni lo fue ya siquiera el silencio.

Sortilegios II

Como sé que aún debo ejercitarme en toda clase de imbecilidades, cargo con toda una sed mitológica de salvajes bestias y de asesinos. Pero, también me he soñado corriendo furtivo tras los bostezos de luz entre los árboles de un bosque aguerrido despedazando ilusiones infectas frente a las lágrimas de millares de niños.

Sortilegios I

Para verla sangrar estrellas Me ha sido suficiente la noche Y entonces, he corrido tras los ríos Para atestiguar en los vientos La corriente que me lleva a su herida. Lejos de esta ciudad iracunda Entre las ramas de copas que lloran Los pájaros también se derraman En cantos venidos desde la nada.

A fuerza de tachones

Tengo un cuaderno que se expresa a fuerza de tachones, y no van con versos fijos, de esos que bien se dicen, cuando no dicen. Disuena. Disuena como nadie o como nunca mejor nadie. Mi cuaderno de tachones azul poético y de pocos versos - más pocos que casi nada- no dicen, descubren, develan mis silencios y me dejan desnudo a golpes de luz entre escombros y sutilezas, robadas a la luna. Son tachones que no callan, vociferan; ahuyentan todo lo que no se lleva el viento y me dejan varado, donde la noche se hace con las sombras y las embaraza de hijos que luego van a nacer entre palabras.

Versos perdidos I

Lo bonito... no era solo su mirada; sino el sol naciente de sus ojos. Ella no llegaba, solo despertaba y el día se rehacía, de extremo a extremo.

Versos perdidos II

Lo bonito... no era solo su mirada; sino el sol naciente de sus ojos. Ella no llegaba, solo despertaba y el día se rehacía, de extremo a extremo.

Versos perdidos III

Solo porque muerdo y ladro, y a discreción, dicen que merezco ser llamado: perro loco, azul, verde o morado, y que eso puede variar, según la intención y dependiendo de la profundidad y de las ganas que ponga en el desgarro. . de VERSOS PERDIDOS, MAGIA ENCONTRADA

Multitud - otra versión

Soñarte, aún en medio de la multitud, ha sido sembrar pesadillas en la soledad; y como cuidar de una estrella en un jardín, en el gozne de las madrugadas y la nueva luz. Ha sido también, un desandarse en absurdos de historias primeras, donde no hubo génesis ni habrá revolución, y donde lo más oscuro de nuestros pasos se juega en un debate con sombras ciegas las fronteras de una tierra sin amor.

Interno 35

Al igual que ciertos vicios psicodélicos ahí, donde lo basto se limita por las palabras la poesía será... Y entonces, millones de girasoles mecánicos vertidos del revés, fecundarán nubes de azules penetrantes y en la tierra, correrán ríos de alucinaciones como esos galopes que nos suenan de noche, en medio del silencio y los momentos de espera.

Silencios maduros

Llueven sorderas de antaño, ácidas, como sutiles marcas de quemaduras; mientras, la bendita prole de los años acelera el crecimiento del olvido para hacer temblar, desde las sombras, el legado frívolo de las miradas. Ellos, esos otros que fueron, ya no se hablan sino con excusas de silencios maduros.

La sangre corre

Donde las nubes hacen agua, por esos tajos, mi pasado se desangra a chorros de recuerdos. Claro, usted debió creer que la sangre era ese efecto del reflejo de la luna en el río, cuando al sol, por sus designios, se le da por teñirla de mujer. Pero no, la sangre corre y no es la luz, ni los sentidos ni la esencia viva de los cuerpos ausentes, en el fondo silencioso del mar.

Eres el alba

Hija de todas mis noches, eres el alba; llegas cortando el desvelo sutil con tu mirada e iluminando la totalidad de mis deseos, cuando mi piel toda te nombra su dueña. Eres la cifra que susurra el resplandor y la cálida brisa que corre extasiada, entre las venas que explotan, antes, durante y después de los tiempos.

Silencios mutuos

Nunca hubo lluvia que no inundara su mirada, ni cuarto deshabilitado por la desesperanza. Así la conocí... con sus párpados de lágrimas y su voz de venir de andar ahondando los infiernos. Sus palabras empapelaban de blanco a las mías, cuando asistíamos al festín de los silencios mutuos, con un verbo de sangre flotando en el espacio. Ella... afilaba su sonrisa de navajas en el péndulo pétreo de mis ansias.

Mi epicentro es tu voz

Mi epicentro es tu voz, oculta bajo una lluvia del verano; y, aunque no siempre moja, aturde. Es mirada que rompe entre palabras; y es la que me sabe, a cada paso, en la intuición de un nuevo desvelo. Mi epicentro, en fin, es tu voz quebrado por tanto silencio.

Párpados vacíos

Tengo los párpados vacíos de tanto saciarme la mirada.

Tu boca no es el beso

Tu boca no es el beso; pero tú eres esa paloma de vuelo herido. Yo te conocí por el rastro de sangre que dejaron en el cielo tus amantes, al intentar seguirte con las miradas. Tu boca no es el beso; pero tu sed es todo este cielo vestido de océano, y el naufragio de mi propio diluvio.

Veinte mil lenguas

Veinte mil lenguas de viajes subcutáneos, y encontrarte acá al alcance de la mirada.

La poesía caerá

La poesía caerá por su propio peso; o será muy otra cosa, como para gravitar entre las altas nubes del cielo.

Los relojes

Los relojes no cuantifican el tiempo; cualifican a los idiotas que ve pasar sus días por ellos.

Desapariciones

De a poco, el olvido echa raíces en mí y en todo aquello que, alguna vez, pudo representar, sin ir más allá de las palabras, y luego desaparecer. De a poco, todo cuanto nos importó queda reducido a nada; y ya ni el nosotros, que alguna vez fue algo, solo será, a partir de ahora, sombra y nada.

Acostado

Acostado y sin poder dormir, uno parece un raro juego de sábanas con vida y sentimientos propios.

Ahora que te vas

Ahora que te vas, me queda tanto por conocer del olvido, que he reservado el muro más blanco de mi memoria para colgarte como diploma.

Indiferente a todo

Me amanece más nublado y menos pensado que ayer sigo mordiendo tu ausencia indiferente a todo... y de mí.

Que alguien explique

Hice de ti la conjugación universal del verbo amar, mientras el mundo se desarmaba... en cruenta muerte. De ti tomé las cifras para dar en mí con la clave toda de tus nombres, cuando las tardes caían en la noche. Aquí estoy, tratando aún de justificar las sombras lobas de esta guerra, en tanto que la sonrisa de un niño se parte en lágrimas contra la tierra. Que alguien explique, ¿cómo ha sido todo esto posible, señor? ¡Por favor!

Amar como la llama

Yo solo sé amar como la llama ama al leño; no te me acerques si no estás dispuesta a arder. Te lo digo, con la sinceridad que solo es capaz el incendio. No seas ingenua, mujer, que de mis quemaduras no curaras, ni con la gracia de los próximos diluvios.

Tus sombras

Y aunque tus sombras sean profundas y dejen en mí solo rastros de oscuridad, he de buscarte en la noche de la noche, y en la sonrisa dentada de la muerte loba; en la calvicie de esta luna vil y sangrienta, y en el costado frío y silente de la ausencia.

Mis silencios

Mucho no importa... Muero de mis silencios; de esos desgarros de palabras ausentes... de esas palabras que se mueren en los labios; y que yacen como cadáveres de mal aliento. Mucho no importa, lo sé; palabras que me ahuecan.

Me dolerá

El olvido de tu amor me dolerá lo mismo que a ti la espina que llevas clavada hondamente, precio debido por mi traición. Pero así seguiremos, mi amiga, donde los días y las noches caen en la sucesión inevitable y la oscuridad, que todo lo tiñe, borra de un plumazo los detalles.

En síntesis

En síntesis, nos dejamos para encontrarnos.

Soy una mutilación

Hay cuerpos que sobreviven a toda clase de mutilaciones; mas yo... soy una mutilación que sobrevive a este cuerpo.

Abrazos ceñidos - Otra versión

Nos quedan los abrazos ceñidos a un costado de todo anhelo de esos que casi y que por poco no se sienten en el desborde de la ausencia. Ojal cerrado en el hueco negado de la existencia. Nada por ver. Solo unos pasos en rodeo contorneando el filo del vacío que queda tras venir de perdernos tras las mutilaciones: dos son las manos uno el abrazo y otros los labios. Las caricias y sonrisas... donde otros son los besos. ¿Y por qué no abrir una herida de muerte al silencio con uno de esos gemidos, que bien sabemos los dos? ¡Ah, sería tan bello ver a las noches sangrando y mordiéndose de la envidia!; y ver, además, sus lágrimas... empapando nuestras sábanas todas rendidas después del amor.

Colores

Solo me gustan los colores que se pueden palpar. Del resto, ¿a quién le puede importar tocar el cielo, si para mí el arco iris está debajo de tu cintura? De ti bebo la amalgama que da tinte de vida a la escena.

De los desamores

De pronto, uno despierta al día de los desgarros todos del alma e intenta reunirse en sus partes sobreviviente de las mutilaciones. De repente, el nombre desaparece y la promesa rompe en fragmentos. "Era de esperar"-a lo lejos susurra una voz socarrona; y el cielo pierde sus colores y el sol lacera con sus rayos. ¡Cuántas mitades buscándose se agitan en los valles del desamor! Pronto, nos damos en ser un hervidero de preguntas; de respuestas quebradas que no llegan nunca de solicitudes olvidadas por alguien que también se desarma en preguntas. Así estamos, enterrados, solos, en las ruinas de la indiferencia.

La gente se muere

La gente se muere, y aún así, no se deja de fabricar proyectiles. ¡Vaya mundo, en el que vivimos! Yo la miraba desde lejos, y moría; ella me miraba desde cerca, y me mataba. Igual, se dice que entre los ciegos, el daño está más que asegurado.

Yo la quería así, feminista y trostkista - Prosa

El abismo asomaba a mí, cada mañana. Trabaja todo el día, para que a ella no le faltara nada. Yo la quería así, feminista y trostkista; luchadora incansable de la noche; y obrera de mi pedacito de cielo. Su voz era un campo minado para las ideas tibias o de color gris; y su boca un desfile anárquicos de proclamas. Sus piernas eran misiles intercontinentales; sus manos un puñado de balas de cobre y plata. Sus pechos eran granadas de mano, siempre a punto de estallar en mi labios. Aunque nos amábamos, hacíamos poco el amor, más la guerra, y mucho mucho el sexo. Era la forma más revolucionaria para hacer estallar el cielo. Ella me miraba y enseguida se encendía la dinamita, de su voluntad de gatita en celo. Siempre en la cama, durante el día, ronroneaba entre las sábanas al escucharme entrar en la casa, apenas pasaba por la puerta. Cada mañana era un despegarme de sus huesos, sin que ella se diera siquiera cuenta. Quedaba agotada -decía-, y ese era mi consuelo, luego de cada asalto. Cada

Sigilosa y afilada

Usted me acontece... no importa cómo ni cuándo. Solo sé que cuando llega ya está plantada en mi camino. Sé de su orden y sus reveses y del beso que tras la sombra va dejando a cada uno de mis pasos. Y en lo que pasa sigilosa y afilada por mis costados siento al nazareno desangrado dejándome ese sabor amargo de haber descubierto mucho más de lo que buscaba.

La secreta intuición - Prosa

No es que me moleste compartir el espacio vacío de tu nombre con las sombras. No; no es eso. Es más, a veces, siento que le desprendo a tu recuerdo la ropa que ya ni recuerdo, y te dejo desnuda... vestida solo con mi verbo. Sé que te extraño, y añoro tu presencia entre mis cosas. También extraño esa absurda obsesión tuya por traer el orden a mi vida; y esa desprolija forma de amarme entre los versos, los poemas y los libros, ha traído y dejado en mí, la secreta intuición de una herida, entre las cosas que me rodean y sus nombres, antes de poder aprehenderlas con las manos.

De ti, en ti

Dime la verdad aunque suene a martillazo en el culo de una bala. Yo gatillo tu apunta el nos juzga. _____ * * * _____ No se alucina (el ácido hace lo que le es dado hacer) Luego, tú eres el alucinógeno.

Anonadado

1. Como un tibio despertar de domingo por la tarde o como una plegaria desarmada en los labios ahí te voy a encontrar tan íntima mía e intuida como el revés oscuro de la luna 2. nadando ando hondo sin mirar atrás como palabra que se desborda en silencio en la tranquilidad de tu nombre ando y avanzo a nado en medio de la nada 3. cruzo veredas que separan los verdes de lo amarillo el azul del rojo en la verdad de las mentiras ando y ando a paso de nado en la nada más honda de mis pasos.

Teatro del fuego

1. Puede ser que sea cierto lo de su gesto rozando en la memoria 2. y en esta tarde que asoma se ve crecer tras la luna de sangre entre sus nalgas y su vientre la escenografía ideal para la entrega 3. sus ojos (no ya su mirada) completan el cuadro silente en el fondo del estero... un gemido 4. en la oscuridad la concurrencia aguarda expectante el silencio se quiebra en medio de sordos pasos 5. de un bolsillo la noche salta al fuera de foco y se instala como única fuente del diálogo 6. los amantes cruzan caricias y se traspasan en las palabras se penetran se llenan y se desbordan el beso ha parido la muerte el final y los aplausos.

Lunes de caos musical

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Desayunarte, ¡oh, lunes de hastío! es como batallar sin amor el sexo. Así te me haces latente, en tu ser de comienzo de reproches diarios. ¿Y si te quisiera con todos tu horrores? Lo he pensado mil veces. Lo he sentido. Entonces, mi espíritu ha entrado triunfal al desmembramiento de los antagónicos. ¡Oh, lunes de aspiraciones banales! en tus ojos de domingo de derroche me reincorporo al pie de lo cotidiano. ¡Luces incandescentes, despierten! Paso por los portales de la nueva ciudad, y ordeno que todo debe arder sin disimulo. Los hogares todos, las viejas costumbres, las tradiciones de tiempos remotos, ¡todo! ¡Las ciudades desintegran sombras! el renacimiento de las nuevas horas. ¡Todo deviene!, ¡Es el eterno retorno! ¡La vida por delante, los sobresaltos! Y me prometo... que sobre estas ruinas edificaré un palacio en espuma efímera; que haré las horas y hasta el sin tiempo; que me daré al cultivo del dios del sueño. Al cabo, la calma se asienta en uno. Los pasos se aceleran hacia u

Flashes de la mañana

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Ponte la desnudez de estreno que voy a fotografiarte el alma, desde la piel en que te revelas hasta los raptos de luz en tu mirada. Quiero captar, en un mismo instante, la imagen de nuestro deseo, en los flashes de la mañana, y la naturaleza desbordante, del uni-verso a nuestro alrededor.

Te amo distante

Reconozco que te amo distante lejana como recuerdo de otro o como el vestido que dejaste para cubrir la desnudez del vacío. Digamos que me fascinas volátil pero he tenido que pactar con arañas para que tejan en hilos de urgencias sábanas que te sostengan a la cama cuando ya se me pone imposible alcanzarte entre las manchas que dibujan tu sonrisa de ángel en lo inconmensurable del techo raso.

Resistencia

Nos dimos en crear la resistencia desde los resortes vencidos de nuestra cama. Las almohadas no paraban los disparos de nuestros besos; y las caricias bajas eran una infracción poco tolerable pero a su vez, adictivas. Si un cuerpo no arde por amor tampoco puede servir para la guerra. Amanecer con tus labios pariendo soles hablaba amorosamente y a su modo, sobre lo que había sido la copulación de las noches entre mis brazos.

La vida sin sueños

Dime, ¿cómo no amarte si tus brazos eran de llamas vivas? y, ¿cómo dejar de pensarte distante de los amaneceres si toda tú eras un despertar como excusa ardiente del fuego? No, esto no es posible. Y la vida sin sueños es solo un juego de luces incandescentes apagándose entre los rumores de la ausencia. Y si te ibas por algún tiempo ¡ay, si te ibas... ausencia-esencia de mis desvelos! ya ni la muerte tenía ese romántico atractivo antes los ojos desencajados del día. Era algo así como el todo insufrible del horizonte o como aquella lava candente consumiendo de a poco las horas. ¡Oh sí, mi oscuridad flagelada! desgaste en telares de savia entramando los rastros de pasos que se alejaban en la madrugada.

Desde siempre

Hay momentos, en los que quiero que entre nosotros solo medien nuestros silencios; y así, dejar posar entre mis besos la flor de tu sexo de estrellas. Pero hay otros, en que necesito de tus palabras jugando en la punta de mi lengua, como agua fresca, como salto alegre, en el manantial de nuestros deseos. Hay veces, en que mis manos te buscan y dan contigo en mi sexo, cuando la oscuridad te transparenta, y tu nombre se hace carne de mis anhelos; entonces, simplemente, me entrego. Veces, en que tu mirada me ahonda y navegas en mi mirada, y tu beso se hace conmigo, tras mi boca, siempre, eterno, y desde siempre.

Solo debías entrar

Mi vida fracturó puertas con cerrojos y dejó echar luz desde adentro para marcarte el camino. Solo debías pasar, y lo hiciste. Solo debías entrar, y lo hiciste. Desde entonces, ambos, nos desvivimos por y para el otro. Hemos aprendido a amarnos en un reflejo embellecido para saber acompañarnos cuando nuestras soledades se encuentran en un abrazo. El mundo no ha visto ni verá desde entonces a seres más felices latiendo a unísono en dos corazones fundidos.

Tajo al vacío

Le abriré un tajo al vacío con tu nombre para llenarlo con el espacio que te guardo desde que no estás. Y otras veces haré un lecho de versos para traerte hasta mi lado.

Poema de amor

Y aunque fallo en el intento por deshacerme en tu nombre como fantasma en procesión de clamores silentes o como noche que se ha tragado la luna a bostezos... voy a tender puentes de espinas para llegar y besarte. Quizás tu nombre contenga las cifras y callarte implique sembrar el caos. Tal vez, cerrados como la medianoche tus labios brillen como sonrisa de alegre dios que se distrae recreando universos vastos.

Hay recuerdos

Hay recuerdos con sonrisas de puestas de sol o como de cicatrices profundas acción del bisturí de lo más efímero y eterno. Donde hubo motivos días esperan. Mis ojos se vertían desde una mirada presta a ser el rocío que acariciaba sus mañanas.

Últimas plegarias

1. Me han dicho que debo desacostumbrar el hueco que supiste tejer entre mis brazos; porque te vas, inevitable, para quedarte inalcanzable a mis manos. 2. Yo no sé cómo es posible este desgarro del adiós último, y de la palabra quebrada. La verdad, no lo sé; pero me partes, desde hoy que te vas, a pasos de tiempo, borrando en el vuelo las huellas de tus abrazos y besos primeros. 3. Te vas; te me estás yendo, en manto de oscuridad envuelta, sin regreso. Te vas, y te llevas contigo mi última sed de desasosiego, como siempre, enseñándome el camino.

Se irá todo

Esto no es una elegía; ni siquiera podría romper en voz la pena que me atormenta. Las horas pasan, leves para mí, mientras a ella le tiritan, en archipiélagos de muerte, las manos de paloma en escarcha. Su gesto se irá, su voz, su melancolía. La infatigable noche se irá, sus penumbras de olvidos; se irá todo; nos quedará el vacío. En casa, los muebles, las sombras la tos de temblores sagrados tras las puertas, en los pasillos, se irá todo, y no quedará nada. Esto no es una elegía; nunca podría serlo, para quien escapaba, con horror, de los incontables dolores del pasado.

Esta noche

Viernes, 27 de Junio. Estación de colectivos. 01:20 am  Hay veces como esta noche en la terminal de colectivos que solo preciso de un color de ojos tal vez sean verdes para viajar tan lejos como se pueda o deba. Veces en las que siento que la distancia es solo un mirar en varios colores y entonces remonto en luces que no se apagaran aunque cierre con fuerza los ojos.

Llueve en Tucumán

Viernes, 27 de Junio. En ruta hacia San Juan.  02:15 am.  Sé que muchas veces nos ganó la torpeza de no ver cuando nuestros ojos desafiaban al sol, abiertos. Claro que lo sé ¿cómo disimular la ceguera? Tú reinventabas las miradas ni bien abrias los cielos. Ahora llueve en Tucumán y espero no tener que imitarlo cuando llegue a mi desierto.

Amanece

Viernes, 27 de Junio. Ciudad de La Rioja. 08:10 am Amanece ya en La Rioja. El cielo ha trago la lluvia y amenaza luz a doquier. ¡Hasta los perros cantan! Los caminos del milagro desbordan espinas de oro. Un gps de incertidumbre ha sido siempre mi guía. Quedan unos 500 km aún. En mi jardín nacen abrazos enredados a rayos de sol. Nunca fueron más los km.

Nos exigen

Ambos compartimos un mismo cansancio. ella por vivir demasiado, yo por vivir a la demasía. Exigen. ¡Nos exigimos! Y tal vez, alguna vez, seamos libres de todos.

La vida plena

Domingo, 29 de Junio. En la huerta familiar. Santa Lucía - San Juan  13:05 pm  Atravesado por la luz, mis ojos se quiebran bajo la escarcha blanca, cruzado de mediodía. Estoy de pie, desafiante, erguido y de cara al sol. Veo la rosa bajo cero veo el naranjo y el ají rojo veo. Veo y siento la vida plena bullir en las venas llenas.

Debo partir ahora

Debo partir ahora, y tal vez, mucho de lo que estoy siendo se quede aferrado a este mundo de sombras. Y así, abriéndole heridas a la angustia de hondos silencios contemplados en la sapiencia de haberme escrito en el idioma cauto de mis sentires me voy. Dejo partir la noche hacia el extremo resplandeciente.

Sobre el poeta

El poeta siempre ha sido otro. Yo lo atestiguo, desde muy cerca, a cada pasa suyo, adelantándoseme en el verbo todo de la intuición. Suyos son los versos y poemas; suyas las sentencias, que arrojadas al abismo, a veces, retornan con todas sus fuerzas, en fervorosos cantos a la vida.

Corazón desgajado

El otoño desde mi balcón es aún más generoso que mi pobre corazón desgajado. En él, en el otro, puedo percibir el amable gesto de la tristeza como belleza que canta armónica la frescura de estar aún vivo. Sangre y savia de ciclos opacales en un colorido rojo-dorado y azul. El tiempo del sueño y la canción y de las eternas despedidas del adiós crujiente bajo los pies o bajo un sol que ya no nos fulmina. El otoño desde mi balcón es aún más generoso que mi pobre corazón desgajado.

Por enésima vez

Me doy en reeditar por enésima vez una antología variopinta de lágrimas caídas en olvido y no he querido omitir ni una sola de las tantas de aquellos tiempos de los ojos rojos-cristalinos. Sin errores de tipeo sin "fe de erratas" sin nota al pie ni discursos ambiguos queda a disposición de un buen juez en la vidriera de un viejo almacén de rubros varios.

En el gozne

Soñarte aún en medio de la multitud ha sido sembrar pesadillas en la soledad. Así como cuidar de las rosas de un jardín en el gozne de las madrugadas y los amaneceres. Desandar absurdos de historias primeras donde no hubo génesis ni habrá revolución. Así de oscuros han sido mis pasos en estas tierras y así de pobre mi alzarme en armar en pos del amor.

La piedra filosofal

He aprendido que hay senos que afilan dientes y dientes que se derriten al roce de los pezones. Lenguas calientes en sexos de miel y miradas de sal petrificando las espaldas. He aprendido que besar un charco es conquistar mares en tempestades y que ahondar es descubrir la piedra filosofal en los orgasmos cultivando entre los surcos la oscuridad fecunda de las noches.

Cosa de casi siempre

Yo no sé si es cosa de todos los días pero hoy he despertado con tus besos hilvanando deseos en la dulce trama de mis anhelos. Te he encontrado escurridiza en el revés volátil de mis sábanas y me he dado en reinventar los colores nacidos del fuego. Te bebo en el café y en el sorbo a sorbo te intuyo en el fondo de la taza. Yo no sé bien qué sea pero la verdad es cosa de casi siempre.

Sueños

Fecunda como puñalada en el bajo vientre tus versos son como esos puñales que se afilan en la certeza. Sentada en mis faldas las manos son insectos destejiendo la maraña hacia el centro culminando su trabajo en el verbo con olor a sexo.

Ebriedad

Si vas a beber que sea solo de la noche y mejor no lo hagas con el vientre vacío. Cuida de ti y no dejes que te desborden la ansiedad la prisa o el encanto. Todo esto es escarcha en el espejo del tiempo. No muerdas si no quieres ser tragado ni beses si no quieres ser amado. Mantén distancia o aléjate si la sangre no te llega a la cintura.

Laberinto

¿Perseo o Minotauro, qué más da? Cerrar las puertas y aceptar las canas es el primer paso para estrechar en abrazo solidario el espectáculo solemne de la soledad. Ayer es hoy pasado por agua. Mañana un reflejo inaprehensible de la razón. Yo no avanzo solo desando el hilo resquebrajado de Ariadna.

Reveses del Siglo XXI

Dadá, Ícaro o Dédalo una vuelta más de rosca y lo estrecho se hizo profundo ahuecado e iracundo. Pasifae y el nacimiento del mito postmoderno. Sodoma y Gomorra debieron ser la cuna de la moral en curso o la piedra angular en el ascenso de Mahoma. Las guerras nunca fueron el exterminio de los santos.

El aro carmesí

Solo por cuidar de ti te doy de beber mi sombra y la dejo fluir entre las noches cuando en ciegas horas bosteces caricias de luz. Si abres en mí un tajo a la muerte que sea para desalojar tu estrella. No quiero de ti cielo alguno si ya he dado con el aro carmesí de la luna. De ti la sed de las flores y el deseo emergente del corazón de las piedras.

La estación de los placeres

Majestad del polvo más que del fuego mismo su piel abrazaba el suelo labrado por el deseo. El sol la encontró quebrada como sonrisa de despedida en el jarro de cerveza helada cuando su melena dorada coloreaba la melancólica tarde. Yo la bebía en un abrazo de lágrimas sobre el trigo. La noche era sed eterna con su sonrisa desvanecida entre los detalles del horizonte. Ella se fue, y sin mirar hacia atrás olvidó la estación de los placeres.

No vengas esta noche

Suelo pensar que la nada me contendrá solo de a ratos cuando se me agote... el resto de totalidad. Y así como las cosas vienen tengo muy poco que perder y le gatillo al azar, por si la muerte me sonríe. En los bolsillos desgarrados llevo un poco de tu nítida voz y lo demás, son los silencios que me dedicas. No, nena; no. Esta noche donde las estrellas se apagan no me vengas a besar las llagas sangrantes. Te lo pido por piedad o por el rencor que aún me guardas. No vengas esta noche, por favor. ¡Quédate con mis signos vacíos!

Oración dominical

Domingo por la mañana y aún no he desalojado los restos de ti. Y aunque la vida ya ha sido tendrá que ser otras mil veces más sea en esta misma o en otras tantas. Eso realmente no importa. Cultiva rosas desde los pétalos. Muerde las espinas, y aprende de sus raíces.

De la piedra

Las circunstancias de la piedra la eximen de comprender la naturaleza del agua. Hablo a las paredes en su idioma natural me libero de los estigmas del santo oficio de los sentidos para regresar ileso a casa luego de haberte andado. No creo en tu verdad nacida del manantial de los miedos. Vivir es el ejercicio profesional de escoger una mentira y consagrarla como si fuera verdad.

Si te quiero

Si te quiero te quiero a la hora de los desnudos a la hora en que la prisa cae por el suelo y tu piel sabe expresar la verdad de nuestro nido. Si te quiero te quiero cuando la aurora calla en tu boca y cuando tus labios me amanecen cuando tu lengua abraza mi nombre en el silencio mismo de las noches. Si te quiero te quiero fuera del vientre de la espera y te quiero naciente en mis brazos como cuando las tibias corrientes de un río me sacuden el peso del alma. Si te quiero te quiero con tu sexo de estrella sonriéndole al sol después que la tarde se rinde a tus pies, despidiendo la prisa de habernos buscado y encontrado.

El árbol de los estultos

Dame un cielo en descomposición y haré para ti un evangelio de rosas con su edén para los pecados y deja crecer en un epicentro distante al nuestro un árbol para los estultos y dame a probar cada día del rojo fruto de tus labios.

Perro azul melancolía

Lunes 09/06 de 2014 16:15 hrs. Atravesándose en mi camino he visto a un perro azul melancolía llevando entre sus patas rastros de haber callado mil suicidios. Lo he visto con su cola partida sangrando el infortunio de mi mirada. Hubiese querido no verle pero el coloso marcaba de cerca mis pasos con una oscilación existencial de esas que pocas ganas dejan.

Mascotas de la luz

Lunes 09/06 de 2014 21:35 hrs. En vuelo arbóreo y entre las sombras la tristeza ha desplegado su alas en el umbral de una noche concéntrica y lo ha cubierto todo a su paso. Cerca tal vez mordiéndome los talones presiento un feroz graznido de tiempo apartándose de los espectros de la luz. Sé que me sabe mejor que nadie y sé que viene por mí en cada destello.

En cóncavas fauces

Macerado en cóncavas fauces un cadáver destila vapores de embriaguez y tiempo una crónica de amores vencidos entre voces de roncos fulgores una experiencia alucinógena para ciertas mentiras.

Instrucciones de vida

Martes, 10/06 de 2014 19:56 hrs Debemos sacudirnos los entuertos y domar a la vida sobre el lomo crispado de los molinos. Que nos ladren a rumores, la gente no es garantía de nada menos de que avancemos. No creas. Mírate frente al espejo de tus acciones y verás... al de la triste figura sin caballo, viejo y cansado.

El origen del rocío

El prodigio de todo amanecer convierte el anuncio en savia y la noche se deja caer en calma en el hueco sordo de los gemidos. Bulle el instinto y florece la vida en el cuerpo exultante y soberbio. Es la primera vez que el cielo desconoce el origen del rocío. El día explota como botón de luz en la intuición de todas las horas. Complejo entretejido de fibras que se enlaza entre sí y para sí en trama poderosa e imbatible exaltando la sangre en correrías surcando las amplias concavidades.

Puedo escribir

Puedo escribir los versos más tristes esta noche y sin embargo, no quiero. Puedo escribir un tango esta noche y sin embargo, prefiero una salsa. Puedo escribir esta noche está muy fría y sin embargo, ando desabrigado. Puedo escribir lo que se me de la gana y sin embargo, no tengo ganas. Puedo escribir, por ejemplo: ella se fue y dejó un hueco en la cama y sin embargo, hay quién lo rellene. Puedo escribir: yo la quise y ella me quiso y sin embargo, teníamos los días contados. Puedo escribir, y ya lo hice y sin embargo, no he escrito nada.

Amanece

Se raja el cielo como por jalón allá, hacia un extremo y el sol se escapa como una teta soberbia por sobre el escote del horizonte. Amanece. Obscena escena de la luz.

Siento que no

Siento que uno pudo inmortalizar el instante y hacerse con la eternidad en uno beso. Siento que como aquellos ángeles debimos quedar para echar sombras sobre sepulcros de glorias pasadas. Siento, y es que ya poco siento, debimos crecer al auxilio de nuestras miradas.

Hay días

Hay días que quiero agotar a tu lado las bibliotecas los mares las letras y las montañas. Días que necesito pulverizar tu sonrisa tu mirada mis silencios nuestras caricias y mi semen. Tus labios mis labios nuestros labios. Días que quiero caminar tus lados tus adentros tus costados. Días que hay días noches ausencias y recuerdos.

Sueños

Era otoño y entre los pájaros de cristal se despedían los milagros de la fuente. Bajo el solar de la plaza mayor una niña con mirada de papel madera incendiaba el reflejo de los automóviles. ¡Sí, la peste era una bendición! y crecía en sus manos magras con la palidez de una estrella. Ella devolvía a la muerte su antigua gracia de pueblo olvidado.

Leyenda

Yo quería ser una odalisca de siete senos madre de hijo pródigo de un imperio. ¡Oh, noches de infierno! Si tan solo existiera el cielo y no este vil incendio en mi cabeza. Yo puse a disposición de los vientos todos los secretos de la antigua raza. Ya poco y nada importaba eso. Las pirámides han sido comulgadas a la fe cristiana y ya no puedo llorar, me he secado por dentro. Si tan solo mis antepasados se hubieran reivindicado entre bandidos rurales otra sería la fuerza en mi sangre innoble y no esta herencia de pobres campesinos. En fin, hay que continuar con la vida alistarse para llegar temprano al trabajo. Esto... esto no ha sido más que una fantasía.

Memoria de los besos

"¿Acaso seremos cementerios andantes que de vez en cuando laten?" ( Miguel Ángel Miguélez Fernández ) Acaso me cueste volver a la tumba de no sentirte, o a dejar de sentirte... mordiéndome en los besos. Acaso sea, que uno guarda memorias de los besos; pero nunca de los labios que ha de borrar el tiempo. Sí, es así; tan así como darle a tu nombre de herida las letras y sonidos de la ausencia. Te olvidaré, lo sé; es así- Mas cuando el recuerdo venga a golpearme con el deseo, se me hará presente el modo en que te besaba. Aprenderé en tu silencio todo cuanto me gustaba. Sí, lo que me gustaba en mí sin importar si quiera de ti. Es doloroso de aceptar; pero, ¿qué dice uno cuando dice "a mí me gusta esto o aquello"? Solo decimos de nosotros. Cuando atravesaste el umbral juré de pie ante tus lágrimas que nunca iba a olvidarte. He faltado a mi juramento. Pero a cambio, me he recuperado. Me he convertido en testimonio de lo que me gusta y no me gusta, para revivirme en otros

Sobre algunas

Yo conozco a varias de las vírgenes locas; todas ellas perdidas por el esposo infernal; todas... proclives a los tormentos del alma y a la insensatez de sus pobres espíritus. Conozco también, a ese demonio joven que sin quererlo, las pierde diariamente buscando sin encontrar, pero buscando, la clave para desencadenar la alquimia. En la casa donde habitan estos cónyuges no hay segundos de paz, y la sed es eterna. Ellos se aman; y lo hacen tan cobardemente que implican un grave riesgo para la sociedad. A veces, ellas hablan raramente de la libertad y de arrastrar tras sus pasos... las cadenas; él solo las mira, desde lejos, piadosamente, como enseñan los sacerdotes en la catequesis.

Intuición

La hora oscura ilumina resuena honda en mi pecho e invade completa; me llena. En la intuición de las sombras mi tacto adivina las formas y recuerda una herida de luz. Por suerte, su voz calla. La levedad de su partida ha dejado en vela mis noches.

Tú solo conduce

Yo no sé conducir mi vida es un dejarme fluir y no todo viaje es de antología. Pero conduce tú deja que te haga de copiloto y déjame meter los cambios. Mientras, arrójate por la ruta que yo te indico cuándo llegar. No frenes. Deja que yo acelere. Las curvas no siempre matan ni tampoco matan las banquinas. La noche dilata las pupilas y yo las veo de reojo en tanto que voy de la primera a la quinta. Tú solo conduce yo sabré cuando parar y acabar en este viaje que promete velocidad, aventura, final y feliz llegada a destino. Tú solo conduce.

Usted

Usted aprendió a sangrar como sangran ciertas noches al compás de Chopin.

Su nada pura

No me preocupa su vacío lo que me atormenta es su repleto sus llenos y desbordantes su nada pura sin más nada su sin lugar para hospedarme.

Hubo veces

Hubo veces que hasta la vida misma hubiera dado por amor. Pero, ante esa instancia huía hacia la vida. Eso nunca me fue perdonado.

Donde las sombras

No ha anochecido aún mas tu mirada ha cogido vuelo donde las sombras duermen. Y tu voz ha parido el ocaso tras pronunciar las cifras sagradas ocultas en un adiós. Un batir de alas ha traído la noche sobre la claridad de los seres.

En torno a su cuerpo

Construyó un paraíso de mitologías en torno a su cuerpo y no faltaron los crímenes del amor. Tomó una cuchara templada en la fragua del desamor afilada con siglos de espera la enterró firme y con fuerza en su pecho y se arrancó la cajita de todos los fuegos. Después de varios intentos furtivos la reemplazó por el canto dulce de las sirenas y se dejó seducir por el centauro que galopa en mis venas.

Mocedades

Me entretiene más llenar crucigramas tontos que buscar significados en frases vacías. El misterio me aburre y estoy demasiado cansado. El verano pasado debí alistarme en el ejército y entregar mi pecho a las balaceras del tiempo. __________ * * * __________ Me gustan los libros viejos de esos que se desguazan con las miradas y los sintagmas caídos en desuso. Me gustan. Las cosas que dice mucho sin siquiera usar palabras también me gustan. En la biblioteca de mi pueblo cuando los puños descoloraban el tedio reconstruí los dramas del mundo y me di en agotar antiguas enciclopedias para reconocerme en universos distantes.

Tal vez no sea

Tal vez no sea un absurdo empecinamiento tal vez sean los más nobles deseos de ser felices los que nos llevan los que nos me llaman... Pero, ¿hemos de hacer oídos sordos a todos los llamados del corazón? ¿y qué nos queda de no soñarnos sino tan solo secarnos de realidades amargas? No es que me niegue a lo que nos toca es más bien, que se me antoja soñarnos libres de toda traba y obstáculo de todo miedo, y de toda duda o recelo vano. Saltar, en fin, tranquilamente y sin mirar al fondo negro de todo abismo... sea este de tiempo o de distancia, pero abismo al cabo. ¿Está mal amar, soñar e intentarlo? Quizás pero, ¡qué amargo es... el no intentar nada!

Estoy cansado

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Me siento con pesar de siglos al teclado harto de estar cansado. Llamo a las palabras desempolvadas les quito el adormecimiento que traen del tiempo y las visto del sonido ausente que traen de algún silencio. Algunas son ya viejas compañeras de este oficio otras son más bien nuevas en estos quehaceres. Las saco de cajones desiertos de sentimientos como quien saca notas, recibos o boletas. Las miro a contraluz como queriendo reconocerlas o darles el brillo para ver si me sirven para algún poema. A veces, las dejo a un lado y otras veces las dejo... simplemente abandonadas a su suerte en un cesto. Algunas, no sirven ni siquiera para hacerle el amor al suelo y otras tantas servirían solo para hacer el balance de un corazón desamado con sus haberes en rojo y con las negritas descorridas por el derrames de algún café. ¡No; no se alarmen! Es solo que estoy cansado, aburrido y con sueño. A veces, en estos casos... es mejor seguir durmiendo pero, les aseguro que no es tan fácil frente al

Más de una vez

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Más de una vez, enterré mis puños y dejé crecer alas entre mis dedos; nubes que se posaron en mis ojos y sueños que se me hicieron carne en el compás lunático de los versos. Sí; resaca de noches de algarabías templaban un dulce oído de bronce cada vez que mi voz afilaba en roce los pétalos huraños de un desamor. Sí; los ríos nacían de cántaros rotos.

Mariposas de fuego

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Tal vez, porque te quise y me quisiste... se nos pudrió la pera en la rama del olmo. Quizás fue que entre tus manos de seda se ahogaba un gusano en época de vuelo y el cansancio de tus gélidas primaveras se desgarró entre los penitentes cristales. Algunos vieron lágrimas de piedras; mas yo... solo mariposas de fuego.

Aires de puerto

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Sobre terrazas de azules se balancean bajo el cielo alboreas ella; y se hinchan con la brisa de la mañana. La hora plena desborda dinamita el aire del puerto con perfume de lo eterno. El silencio canta a lo vasto. ¿El cementerio marino de Valéry? No lo sé. No se ha sabido aún. El sueño de las gaviotas marca el paso del tiempo.

El cielo adentro

Tenía los ojos azules y todo el cielo adentro. Sólo la opocaba un defecto no saber llover cuando la tierra temblaba a sus pies.

Imposible

Nuestras voces comulgaban esteros, mares o lagunas; recreábamos los ríos y nos dejábamos desbordar en océanos. Huíamos de los reparos prestos a renacer bajo las lluvias. Nos secábamos nos hacíamos piedra bendecíamos los espacios y el silencio y nos cultivábamos desde los sueños. Nos callábamos nos hacíamos desde la ausencia y nos buscábamos en los vacíos. Yo sé que éramos imposible como lo son los cuencos de las manos.

Horizontalidad

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No es que esté venido a menos es que siempre me gustó mirar la verticalidad de las cosas desde mi horizontalidad, ausente. Miro; pero no solo miro, desentierro escarbo a raíz las sonrisas de lava. Dejo que lo imperturbable me llegue e inunde las formas de mi ser en mareas convulsionadas. La morfología del yo no es transparencia. El sol del atardecer hacía de mí un subterfugio de mitologías comunes. El mundo de las sustancias me abrazaban ni bien anochecía. Tus formas se me han grabado en las paredes nerviosas del tacto. El poema te ha descubierto entre palabra y palabra, ¡la alquimia del verbo es un hecho! El sortilegio era besarnos en los versos entre los blancos del fondo y los silencios. Sí, nos hemos culminado en lo otro.

Preñez de soles

Entre archipiélagos en llamas mi verbo se hace carne en tu nombre. Ahí van a huracanarse los sueños del hombre ahí voy a cultivar lagunas de tu rocío. Tu noche, espectro de cielo despejado, se abrirá entre mis carnes y dejaré en ese firmamento de sudores la sangre vestida de nubes en plena preñez de soles.

Silencios rotos

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Estoy a un cielo más quebrado de mi nombre y tengo ese raro sentimiento de la antigua duda cavando en lo más profundo de todos mis poemas como si tu risa hubiera sofocado mis ensueños. Tengo ese raro tartamudeo de los silencios rotos dando de a piquetes en el blanco de las hojas o en las llagas de melancolías ardientes y de ojos saltando a los abismos de todos los olvidos.

A un dolor de siglos

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Uno rearma los ojos al nuevo día... hasta con ciertos gestos obscenos; y se da en ir redescubriéndolo todo. Los colores no son nuevos, mas... las impresiones de esta mañana casi que nos desangran de un corte. Las sábanas, las almohadas, los pliegues... son los mismos. Pero, tras otro día más de deshabitados, nacen nuevos a un dolor de siglos, y la razón y el corazón no entienden. Se nos ha escapado la ilusión, corre desnuda por las mismas calles por donde hasta hace muy poco, enlazábamos a manos estrechadas las realidades rotas de todas las cosas. En fin, uno renace o se rearma... Las horas pasan, e indolentes, le dibujamos una sonrisa al nuevo día.

Un poeta

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A veces, un poeta no es más que uno de sus libros. Con suerte, será uno de sus poemas; pero también, puede que solo sea uno de sus versos. Eso, solo lo dirá el oficio de ser el eco de un silencio común a muchos.

Definitivamente

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Insomne pero con la máscara de los entusiastas espero develar entre las sombras el beso que se demora tras siglos de hacerse anunciar entre las zanjas que abre la noche entre los pétalos del alba. Escucho tus pasos vienes hasta mí y te marchas dejando en mis labios una leve impresión como en la cera queda el sello de lo que ya ha sido y ahora, no es más que un vestigio de ausencia. Apuro el paso, el cigarrillo y el café y salgo presto a tu encuentro para darme en la llegada con el presagio escurridizo de tu entierro. Estoy triste, definitivamente. Hoy hacen tres años de tu muerte y la tierra, por debajo de los verdes, aún me huele a tus besos.

A oscuras

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Empecemos de nuevo. Encontrarte siempre en la claridad de tu ausencia no ha sido tanto como encontrarte de noche y a oscuras en la tibieza de mis sábanas, al soñarte. Entonces, te he besado en donde mejor no necesito verte como sí así sentirte y perderme en ti en donde mis manos se confunden con tus deseos y nos recorren siendo las dos, ahora, solo una.

Aún hay tiempo

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Tan breve en el espacio mis labios muerden tu aliento y beben de ti las respuestas. Estás donde el sueño te trae, acariciando la tarde. El cielo, el nuestro, acuna las nubes. Aún hay tiempo antes de la lluvia. Ambos le enseñaremos al cielo lo que es venirse abajo y mojar; porque la tierra, aún la que nos sostiene, espera por nosotros, anhelante, porque le enseñemos la fertilidad en el milagro de la vida.

La noche plena

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          Al poema que se anduvo entre los hombres. Y entonces, cultivábamos las noches al borde de todos los sepulcros pensados. Tu boca era una piedra fría en mi corazón y el poema no develado entre las venas del silencio. Al filo del amanecer mis manos han tejido las horas y han diseñado un abrigo para todos los miedos. Solo nos ha quedado un sueño, la noche plena.

Muñeco

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Nadie podría decirnos si ha sido una buena idea. Así dotado con manos y dedos fue concebido para desintegrar los minutos. _______ * * * ________ Entonces lo zurcimos a silencios escritos le dibujamos boca y dientes. _______ * * * _________ Buscándole un nombre escarbamos sombras tras las paredes del olvido.

Si de pronto me dijeras

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Si de pronto me dijeras que ya no vas a venir que en tu vida han surgido mayores prioridades que mis versos ya no tienden ni teje puentes ni mi amor pavimenta las avenidas que hasta ayer te traerían hasta mí... Entonces, ¿qué hacer con este corazón doliente, parido para la espera de un ahora nunca jamás? No lo hagas, no; no me digas nada. Prefiero que viento me traigan tus alas y que el mar me susurre tu cobardía bajo; tan bajo; tan bajo... que me sea imposible de percibir. Prefiero que, rostro fundido al suelo, la tierra me grite hasta el ensordecimiento que ha labrado con oscuras fibras de raíz una prenda eterna para la gala de la huida. Ya no hables; ya no escribas deja que la noche se pose en mí y que las aves nocturnales engullan mis penas hasta dejar venir hasta mí las sombras de tu despedida.

Yo jugaba

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Yo jugaba y revoloteaba en el filo agudo de sus dientes cuando dejaba, por momentos, su boca entreabierta. Yo había sobrevivido a otros eminentes peligros del amor ¿y qué podía implicarme... enamorarme otra vez y caer? Solo el cielo era el límite y los altos anhelos... eran todo. Yo jugaba... imaginaba mundos por conquistar y besar. Su cuerpo entero cartografía para emprender el vuelo; su ombligo mi brújula y sus senos mis luceros; todo, absolutamente todo era una invitación para el encuentro; para mirarnos tras los ojos y hablarnos en las miradas.

Las Lluvias

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Sabíamos tan poco de las lluvias que mojarnos era solo un accidente entre lo geográfico y el dolor.

No es que llueva

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No es que llueva; es que me llueves ahí, donde el sol no hace de las suyas donde cada cosa te recuerda aún viva pero tan lejos, como las nubes que mojan. No es que llore; es que me llora por dentro es que el sol me deshidrata como fruto partido y ya ni el gusto me sabe a encanto; y me enredo en aguas perdidas en tiempos de sequía. No es que nos dejemos; es que seguimos distintos mirándonos desde extremos enfrentados como esos edificios que se saben todas sus historias.

La última cena

y el nazareno nos enseñó a resucitar y tuvimos que andarnos con mucho cuidado por si los amantes de la muerte nos denunciaban tuvimos que aprender a hacer de nuestras cenas, la última cena y convidarnos entre sí y devorarnos, el uno a la otra y viceversa tuvimos que buscarnos entre los olivos cuando la oración final eran nuestros cuerpos y no éramos más que maestros y discípulos unas veces uno; otras veces la otra indiferentemente.

Quizás uno, tal vez el otro

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Y aunque la cura moderna diga... "se puede" insistiré infatigablemente en mi "¡no quiero!" porque no es capricho mío este dolor impío, ni es mero regodeo en las entrañas del sufrir. Hemos sido dos los que debimos renunciar; ni uno más que el otro, hasta que se muera. Pues estas cosas deben morir, como muere el sol, de a poco, vistiéndose de anochecer. Quizás uno, tal vez el otro... pueda renacer, y amanecer con los restos de lo que fuimos. Quizás uno, tal vez el otro... seremos olvido nutriendo en el saco gordo de los recuerdos.

Parece Imposible

¿Cómo se le rompe la espalda a este dolor; cómo le transfiero esta neuralgia al tiempo? Parece imposible, como tantas otras cosas. Hoy he padecido de un desgarro metafísico igual en todo, al dolor por la muerte de dios. No sé si habrá resurrección posible para mí, para el hombre que se ha visto destrozado; para este cuerpo que ha sido mutilado vivo de la promesa ancestral de felicidad perdida.

Renacimiento

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He sentido la hierba perfumada en mis sienes, y los pájaros alborotados enredados en el viento. Esto es lo que necesitaba, compañeros, dar pasos, los míos propios, de mole devastadora, bajo este cielo fulminante de luz nueva; y así, sentirme vivo, abrazando por fin la vida. Este último otoño no fue igual de generoso; me había teñido de nieve los cabellos y he sentido el susurro suave de la muerte avisándome sobre su apetencia por mi alma. Yo la he mirado a los ojos y le he sonreído; mas no me importaban sus guiños seductores. Mis canciones guardadas en tibios bolsillos han saltado al desborde de la vista iluminada; los riachuelos saltaban entre las piedras alegres y los árboles de antaño me han contado sobre ellos. Aquí estoy nuevamente de regreso, compañeros. Traigo conmigo un hermoso bagaje de sueños entre rimas frescas y ritmos renovados, para cantarle a la naturaleza sobre su gesto exaltado. He aquí mi nacimientos, para deleite de mis amigos. ¡Sí, es mi renacimiento y mi apue

Desandando ruinas

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No tengo más ganas que las de dejarme llenar los pulmones de aires, y las de seguir escribiéndote aunque ya no me leas... ni siquiera para ignorarme. Como si todos los buzones del mundo se hubieran tragado sus bocas; y los carteros todos, en huelga de amores. Esta noche debo romper copas con los dientes de un verso; vestidos desusados; desamores con la etiqueta aún pegada, en el revés de todos los silencios desnudos. Debo robarle al fondo de una botella, las últimas gotas de sangre que me ha bebido, en esta borrachera de la existencia. No; no creas en mis delirios. Sería tristemente clásico enamorarse de mí. Solo te queda dejarme pasar, como se hace con las aguas del río, donde siempre me verás lavándome las manos. Estos labios de ríos, de sangre herrumbrada, no saben a besos de amor ni a pasión de los encuentros clandestinos. Mejor, sigue las nubes montadas sobre el viento. Vete y olvida, pero vete.

Sonrisa transparente

El límite horizontal de todos mis tormentos es en el infinito una sonrisa tiernamente transparente como la noche de todos los dolores dando de cabeza contra las paredes de la incomprensión en esta ciega intuición de que detrás de toda ronda infantil lo humano se torna en perversión.

Estoy harto; cansado; fastidiado

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Estoy harto; cansado; fastidiado; y jodido. Cansado de las quejas; y de no hacer nada. Más hubiera preferido vivir en otro tiempo; otras o las mismas latitudes... otro espíritu; menos harto de estar harto, más fastidiado. ¿Y quién sabe si no, haber cogido un fusil? E ir tras un sueño de locura y muerte fútil como la de otros; como han vivido otros, viviendo el anhelante encanto de un ideal en un mundo vil que se les iba pudriendo. Harto de acumular años en la comodidad; de secarme al viento fiero de la impotencia que no da tregua, que me reclama a diario que me inaugura viejo y jodido y muerto. Estoy harto; cansado; fastidiado; y jodido.

Cansancio de Siglos

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Tengo un cansancio de siglos de incomprensión en el alma. ..... Ya ni los pájaros me nombran en ese raro idioma de los cielos ni los días ni las noches siquiera. ..... Solo soy una leve sombra pronto a desaparecer en oscuridades. ..... Abre sus fauces furiosa la Nada y sudan por mí... el olvido y la indolencia. Estoy siendo... el padre del devenir y el canto sacrílego de los tiempos.

Los Aviones

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Parece absurdo de plantear pero los aviones llevan y traen a los otros... nunca a quienes queremos. Es inusual. Pero, otras veces llegan; y llegan llenándolo todo de ausencia. Llegan y nos dan vuelta; nos dejan vacíos de raíz.

En la víspera

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No era ámbar la mirada; era la luna como no la hemos de habitar nunca. Y la presencia era otra; y los besos las sonrisas cuando nos amanecía. No eran ámbar las miradas, ni siquiera lo era la luna; era tal vez, no lo sé, esa miel derramada en la víspera de lo anhelado.

Sin penas ni glorias

Paso primero... me enciendo un cigarrillo; casi que aún no termino de abrir los ojos. En las penumbras, absurdamente, tal vez, doy manos a doquier y te busco. No estás. Ha sido corta la noche. El vaho del alcohol persiste tras la trastiendas de mi cansancio como si se fuera a quedar conmigo... hoy. Sin restregar los ojos, tanteo nuevamente. Hoy no estás, otra vez... y como siempre. Me levanto, dando pasos intrascendentes. No eres como la luna; estás algo ausente y la humanidad en mí pasa como invisible. El gran salto del hombre, del sueño al sueño ha de ser, finalmente... sin penas ni glorias. Me incorporo; alisto mi café, y por un instante, al pasar junto a la ventana, me fugo en vuelo. He llegado donde mis recuerdos más lejanos; están allí... donde mismo los dejé al partir. Llego hasta el viejo baúl, y sin siquiera abrirlo me vuelvo presto a mi presente. Listo mi café.

Domingo

La brisa de la muerte ha engalanado el paso del nazareno. En el aire se blande el fatídico destino de maderos, entre quebradas lágrimas de olivos.

Mi verso calla

Cada espacio vacío y blanco me grita... la compleja forma del nombre, para mí sagrado, que mi verso calla en la rima.

Oda al Siglo XXI

La poesía es una mierda; ¡contemplad las nuevas ciudades! al horizontes, lejos de estos tiempos. ¡Vamos hacia el progreso, dulce compañera! Los cántaros lucen vacíos, secos, quebrados. La sed no ha sido saciada aún, ni lo será mañana tampoco. Ella besa gustosa sus últimas úlceras. Nos ha acontecido la noche en la estación final de los siglos; juntos hemos mordido a rabia la tradición. La poesía es una mierda; es necesario quemar a los poetas. Ella se ha escapado de casa; ha desoído las voces ancestrales de su familia; se ha escapado, por sobre las altas avenidas, junto a un poeta de pueblo desconocido. ¡Mirad a través de los cristales inauditos de la mañana! La nueva incandescencia ha rajado las telas; se ha deshilachado la trama del engaño. Las armas quedan mejor en manos de los nuevos santos. ¡Contemplad los excéntricos disparos! Niños y viejos... mueren junto a sus mujeres. ¡La poesía ha sido una mierda! Y esta pesadilla por fin se ha terminado.

Saberte Cerca

Me tienta la idea de saberte cerca pisando las sombras de mis noches esperando a que regreses de donde sea que te hayas ido dejando tus huellas en mi voz sabiéndome sumiso a tus nubes y a la capacidad de llover sobre mí. En casa, hay rincones que te saben ausente como una puñalada que va dibujando en relieves tu nombre con silencios; como heridas que sangran palabras y se hacen costras y se secan mudas.

Cifra que Susurra

Eres la cifra que susurra el resplandor y en cálidas brisas, el torrente de brío cuando las venas explotan en éxtasis en un antes, un durante y un después. Hija de todas mis noches, eres el alba. Llegas cortando el desvelo sutil con luz iluminando la totalidad de mis deseos, cuando mi piel toda te nombra dueña.

Eres el alba

Hija de todas mis noches, eres el alba; llegas cortando el desvelo sutil con luz iluminando la totalidad de mis deseos, cuando mi piel toda te nombra dueña. Eres la cifra que susurra el resplandor, cálida brisa que corre extasiada en mí cuando las venas explotan en éxtasis antes, durante y después del tiempo.

Éramos dos

Y el día se fue iluminando mientras besaba sus sombras. Y entonces, éramos dos y el mar era confuso... pero éramos dos; y éramos como esas islas atragantándonos a despedidas.

Presencia

Lo primero fue el beso de su mirada luego la desnudez de sus palabras y por último la conquista de mi alma. Yo la buscaba en el revés de los días y en las sombras de la ausencia en el costado de los silencios y en el pasado de un gemido. Lo último fue un adiós balanceándose en sus cabellos alejándose con aplomo en el bamboleo adentrándose en las distancias del olvido.

Antropos

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Poco es lo que se sabe sobre la hora obscena plumaje de coloridas horas el cenit sobre las calvas. Su vestido se desgarra allá en el horizonte; el tajo va creciendo, y de su desnudez los días.

Arrogancia del Verbo

El poema se demora, trabado en las astillas de un recuerdo desgarrando y desgarrándose a lo largo, y a cada paso, en la garganta del silencio.

Abril nos duele

Abril se nos duerme en la sangre y despierta cuando ha pasado nos deja la pregunta trisada prendida entre los recuerdos. Abril se nos queda en pasado como lluvia que siempre moja bajo los párpados cansados cuando se nos empozan los años. Abril nos duele en los cajones y en los sótanos del olvido en las miradas que ya no hablan y en las caricias que ya no queman. Abril se nos vuelve versos y canciones para la tristeza se vierte a lágrimas llenas en los cristales de los espejos.

El Gremio de las Musas

Hay ángeles en el gremio de las musas que solo pueden viajar zurcidos en el revés de unas braguetas en llamas.

Empapelar Poemas

En las paredes antológicas de mi cuarto yacen pegadas las hebras de tus huidas. Son enlaces muertos a cada poema mío; los siento... como si fueran hijos propios.

Explorar el Caos

La verdad es que no puedo siquiera pensarme sino es en los fragmentos; en la explosión misma de mi ser uno desperdigándose en palabras y versos. Centro que se busca en un sí mismo, pero que solo se halla como la trama, como el despliegue de hilvanes grises desatándose los nudos ciegos del ser. No puedo más que explorar el caos que me constituye desde el afuera... El poema es el intento casi frustrado por divisarme en la red como unidad. No me es posible encontrarme idea; de pensarme siendo el pensamiento en sí, de sí... y desde sí. Es el poema la fuente primigenia de este soñarme. El espejo se ha rato entre mis labios; he mordido todos los verbos juntos; los he conjugado a piel y a venas... por el debajo de mí, entre los huesos.

El Poema

La rosa se desgajó en versos; secó la fuente, y nos maduró la muerte. Nos fuimos yendo quedándonos en el poema.

Manuales de cabotajes

____/ a la Sra. Marcela Lokdos Ella, como quien con palabras tiende puentes para los vuelos diseña manuales de cabotajes para acróbatas suicidas. Ella... cría gusanos entre paredes, y en los vacíos de los gargueros.

Aquí no se ha follado

Follar, aquí no se ha follado si no se ha quebrado la espina del amor en el vientre alocado de las furias. Aquí las lágrimas son solo para las niñas; tú has madurado los gemidos en la casa del dolor en las habitaciones de las muñecas usadas. Las mariposas aquí no van al cielo; y follar... follar, no se ha follado si no se ha desgarrado el amanecer entre las sábanas gastadas de la noche. Aquí las rosas tienen voces femeninas y se cultivan a escondidas tras los espejos lejos de la casa de sombra paterna. Aquí las mariposas no van al cielo arden como luciérnagas en las farolas y en las avenidas que desfilan hacia el infierno.

Los huesos de mi tristeza

Hoy deseaba escribirte una bonita canción de amor y el cielo me ha mostrado una verdad en descomposición mientras las moscas roían los huesos de mi tristeza. He levantado el rostro sintiendo que podía contra todo el mundo y tu mirada me ha destrozado el corazón mientras preparábamos el desayuno de los cuerpos mutilados. Mi vida había sido desde siempre un desearte cada vez más cerca cuando la distancia te desnudaba entrando y saliendo de casa con el gesto cansado de los años y un breve adiós en los labios.

Quisiera ser velero

Quisiera ser velero y naufragar ahondarme en el vientre mismo de los mares tragar enérgico todas las aguas y cortar con mi cuerpo el golpe bravo de las olas. Quisiera ser y sentir la efervescencia violenta la espuma blanca en mi sangre y en el azul el marítimo olvido de la distancia y el desgarro cruel de la desesperanza. Quisiera ser velero y naufragar y besar el fondo vivo y colorido de un arrecife. Quisiera, quise y querré siempre... ser olvido en la distancia y en la mar.

Herida de muerte

¿Por qué no abrir una herida de muerte en el silencio con uno de esos gemidos que bien sabemos los dos? Sería tan bello ver a las noches sangrando de envidia; y ver cómo sus lágrimas, empapan las sábanas frías.

Mi vocación

Me suele suceder de no entender nada y acaso sea esta mi vocación. Nada entiendo, nada invade y por algo... todo me afecta. Hago de mi propias confusiones un desfile obsceno... y me siento a esperar a que amanezca. Alguien que siempre la tiene más clara vendrá para arrancarme un sano juicio ya sea por la fuerza... o la santa razón. Yo sigo a la espera. Calmo... desvelo.

Mi amargura

La noche se ha empozado en mi amargura y el amanecer... me ha traído de regreso el veneno de los días impregnado de horas. La vida debiera ser una pura contemplación y la muerte, el único sueño de los olvidados.

Reflexiones

Me he de quedar parado bajo la sombra sin siquiera preguntarme si soy o no soy o si pienso y, por lo tanto, luego existo. No, nada de esos, ¡delirios metafísicos! Sentado a la orilla de un río de aguas frescas no pensaré que este río es el mismo y otro ni al ver los pájaros en pleno vuelo negaré el movimiento del universo. Disfrutando de la cálida brisa de la mañana cuando la inmensidad despierta a mis sentidos no daré crédito al mundo de las ideas cual si de ellas derivase la belleza de lo que veo. Y no es que no me guste la reflexión filosófica pasa que, prefiero sentir en el beso de tu boca en la experiencia existencial y mística que revitaliza el ser de mis antojos. Creer en ti, para luego existir, no es alternativa ni lo es el no creerte, e igual seguir muriéndome. Tampoco lo es el no tenerte ni tocarte prueba del valor divino de las palabras. No lo es, pero pudiera; y si lo tal estuviera siendo aún cuando fuera materia corruptible de todo sueño entonces, la mente del soñador desp

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Bruma, niebla y frío zumbaron como balas y lo hacen todavía en el Atlántico Sur en el azul más parco.

Busca-minas

El poema se fugó, dejando una estela de ausencia a su paso. Ahora solo quedan en carnes vivas las cosas tu mirada tu sonrisa esa voz sin melodías y un cuarto revuelto sin vacíos unos libros palabras mudas que me reclaman a gritos por tu regreso unas noches unas sábanas tibias y el poema que se ha ido.

Epicentro

Mi epicentro es una voz oculta bajo la lluvia; no siempre moja, pero aturde. Es una mirada rompiendo entre las palabras, que me sabe a cada paso y me intuye en mis desvelos. Mi epicentro es tu voz quebrado por tantos silencios.

Corsarios besos

¿Y si me doy en unir puntos como estrellas formando en ti constelaciones maravillosas en honor a la misma Venus, diosa del amor? Hilados de besos y caricias que recrearán rutas de navegación para corsarios besos; y la búsqueda de tu bello tesoro enterrado entre las sombras... y a la luz a los deseos. Un astrolabio de piel fijará los nuevos cursos en la aventura azul de los mares y los cielos y una brújula de sentidos alertas nos guiará donde compases de tibiezas nos lo marquen por entre la longitud de tus ansias de lunas en medio del océano sideral de tus anhelos.