Ciertamente

Al mal paso voy enfrentando
el paso definitivo
porque es menester afrontar
el latigazo del ser y el estar
sin otra consciencia
que la de haberte querido tanto
que hasta la piel se me ha desgajado
en esto de la amarga espera.
Así es; ciertamente, tu vientre
danzaba en el oleaje de mis deseos
y, de vez en cuando, la soledad
venía tras de ti, cuando tu ausencia.

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