Sigilosa y afilada

Usted me acontece...
no importa cómo ni cuándo.
Solo sé que cuando llega
ya está plantada en mi camino.
Sé de su orden y sus reveses
y del beso que tras la sombra
va dejando a cada uno de mis pasos.
Y en lo que pasa
sigilosa y afilada por mis costados
siento al nazareno desangrado
dejándome ese sabor amargo
de haber descubierto
mucho más de lo que buscaba.

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