A un dolor de siglos



Uno rearma los ojos al nuevo día...
hasta con ciertos gestos obscenos;
y se da en ir redescubriéndolo todo.
Los colores no son nuevos, mas...
las impresiones de esta mañana
casi que nos desangran de un corte.

Las sábanas, las almohadas,
los pliegues... son los mismos. Pero,
tras otro día más de deshabitados,
nacen nuevos a un dolor de siglos,
y la razón y el corazón no entienden.

Se nos ha escapado la ilusión,
corre desnuda por las mismas calles
por donde hasta hace muy poco,
enlazábamos a manos estrechadas
las realidades rotas de todas las cosas.

En fin, uno renace o se rearma...
Las horas pasan, e indolentes,
le dibujamos una sonrisa al nuevo día.

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