lunes, abril 14, 2014

Domingo

La brisa de la muerte
ha engalanado el paso del nazareno.
En el aire se blande
el fatídico destino de maderos,
entre quebradas lágrimas de olivos.

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Hemos llegado hasta este punto, arrastrados por el deseo mutuo que nos quemaba bajo la piel, en esto de leernos, hablarnos y escucharnos, y...