De los desamores

De pronto, uno despierta al día
de los desgarros todos del alma
e intenta reunirse en sus partes
sobreviviente de las mutilaciones.

De repente, el nombre desaparece
y la promesa rompe en fragmentos.

"Era de esperar"-a lo lejos
susurra una voz socarrona;
y el cielo pierde sus colores
y el sol lacera con sus rayos.

¡Cuántas mitades buscándose
se agitan en los valles del desamor!

Pronto, nos damos en ser
un hervidero de preguntas;
de respuestas quebradas
que no llegan nunca
de solicitudes olvidadas
por alguien que también
se desarma en preguntas.

Así estamos, enterrados, solos,
en las ruinas de la indiferencia.

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