De pronto, uno despierta al día
de los desgarros todos del alma
e intenta reunirse en sus partes
sobreviviente de las mutilaciones.
De repente, el nombre desaparece
y la promesa rompe en fragmentos.
"Era de esperar"-a lo lejos
susurra una voz socarrona;
y el cielo pierde sus colores
y el sol lacera con sus rayos.
¡Cuántas mitades buscándose
se agitan en los valles del desamor!
Pronto, nos damos en ser
un hervidero de preguntas;
de respuestas quebradas
que no llegan nunca
de solicitudes olvidadas
por alguien que también
se desarma en preguntas.
Así estamos, enterrados, solos,
en las ruinas de la indiferencia.
martes, agosto 12, 2014
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