Suelo pensar que la nada
me contendrá solo de a ratos
cuando se me agote... el resto de totalidad.
Y así como las cosas vienen
tengo muy poco que perder
y le gatillo al azar, por si la muerte me sonríe.
En los bolsillos desgarrados
llevo un poco de tu nítida voz
y lo demás, son los silencios que me dedicas.
No, nena; no. Esta noche
donde las estrellas se apagan
no me vengas a besar las llagas sangrantes.
Te lo pido por piedad
o por el rencor que aún me guardas.
No vengas esta noche, por favor.
¡Quédate con mis signos vacíos!
miércoles, junio 11, 2014
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