jueves, abril 16, 2020

Hasta aquí

Hemos llegado hasta este punto, arrastrados por el deseo mutuo que nos quemaba bajo la piel, en esto de leernos, hablarnos y escucharnos, y aún más y principalmente de escucharnos; de escucharnos en nuestros latidos, suspiros y silencios, forjando a cada instante este vínculo que nos ha hecho un todo inseparable.

He de confesar que llevo tiempo de escucharte e imaginar tus labios pronunciando cada frase preñada de sensualidad, a cada dos por tres, y de sentir cómo la sangre se me alborotaba con cada gesto tuyo al momento de alguna insinuación.

Hemos llegado hasta aquí, querida mía, hasta el lecho que ha desvelado cuántas noches de deseos no satisfechos, esperándote y esperándonos para consumar lo que hoy hemos venido a reafirmar en nuestras pieles. Voy a follarte, voy consumir tu piel en mi pasión, voy a morderte, chuparte y lamerte, hasta que tu ser y mi ser se hagan uno solo en cada orgasmo.

De todos los posibles, he de coger con brío tus cabellos cuando ahonde mi polla en tu garganta y, también, voy a dejarme llevar por la magia de tu lengua sobre mi piel, activando cada terminal nerviosa que desencadenará en ríos lascivos de leche y miel. Haré lo propio, por complacencia y por antojo, y beberé de ti el dulce néctar para saciar salvajemente, tras la embriaguez, la sed eterna de toda la existencia en un instante.

Si hemos llegado hasta aquí, querida mía, vamos a dejar en el combate saliva y piel; y vamos hacernos uno en un tiempo fuera del tiempo, en que tus gemidos y mis desgarros han de sembrar, en los campos áridos de la soledad, un gesto lleno de gloria para la perpetuidad.

Sin dormir

Hay necesidades que no van a ser satisfechas por el simple hecho de dormir, aunque dejes tus sueños para la vigilia. Entonces, cuando despiertes tras horas, días y toda una vida, tendrás que ir a por aquellos y será, a partir de ello, que me sumaré entusiasta a la empresa de tu vida. Será entonces, y a partir de tus besos y desde tus labios, cuando me lance a encarnar tus ansias en delirios, en todas tus horas y sin reloj. 

Será entonces, por ello, por ti y por mí, que nos daremos en fundir las horas y los días y las noches y los tiempos por venir, en la extensión de un sentimiento que no vaya a favor de ningún río, contrariando todas las corrientes, para ser mares y océanos entre besos y abrazos, entre tu sexo y el mío, y entre saliva y lascivia en gracia.

Emprendedores

He llegado a una conclusión, no acabada del todo, de que usted y yo podríamos ser muy buenos socios en más de un negocio. Podríamos empezar por las apuestas; es una buena manera de ponernos a prueba, a ver hasta dónde llegamos y cuánto de confianza depositamos el uno en el otro.

Claro que existe la posibilidad de perder; yo empezaría por unos besos, por los de menor cuantía, y de ahí en adelante ir agregando ceros a cada nominación. Empecemos con diez, con cincuenta, con cien. Vamos saltando ganancias, cuadros, escenas, cenas, debates y plusvalía.

Luego ya, sigamos por inversiones de riesgos a corto plazo. Una noche en mi cama, otra noche en la suya. Desayunos compartidos, y si quiere, fuera de casa también. Podríamos poner sobre la mesa, de buenas a primeras, todo lo que va de nosotros en cuanto a expectativas.

De entrada, primero la escucharía con atención, y ya luego, le daría un cheque de confianza como para poner a andar nuestra empresa, sin prisa pero sin pausa, y con todos los privilegios que llevan de sí mi garantía. Usted, si es inteligente, sabrá apreciar en cálculos las generosas ganancias.

Así pues, le dejo unos días y sus noches para que lo piense con su almohada, entre sábanas urgentes y sueños ardientes para que lo vaya analizando hasta dentro de una semana. Hasta entonces, la dejo con sus ganas, pero pensando en sus réditos.

Un beso en la frente, y si lo cree oportuno y ya tiene alguna respuesta, tiene mi número. Espero su llamado.

De buenas a primeras

De buenas a primeras, hoy toca azotarte el culito y darle placer a tu coñito hasta reventar. Pero no solo hoy, mi pequeña; también tocará mañana y pasado mañana y el fin de semana y la semana próxima, y la otra y la otra y la otra.

Porque si hemos de entender bien el feliz fornicio, vale igual una por otra, y así, hoy hemos de follarnos, hacernos el amor o cogernos de pe a pa, con ánimo o sin él, pero con la idea fija a toda hora. Pues sí, y es que a mí me gusta así; pensarte todo el día, a cada rato, y sacarme la polla a dónde dé y jalarme hasta sentir que el alma se me escapa en cada orgasmo.

Luego vendrá ya la tarde y también seguida la noche, al rato vendrá; entonces echaremos manos a doquier y me aseguraré de que no quede rincón, sombra o sentimiento sin que sepas lo mucho que te anduve extrañando, cuando lejos de ti andaba. Sabrás y sabremos los dos, de qué metal o madera noble están hechos nuestros deseos.

De buenas a primeras, veremos nacer de nuestros besos nuevos labios y de cada muerte pequeña estas ganas locas de vivir y vivirnos en cada abrazo; veremos, cuando ya no haya nada para ver, de qué color son los gemidos, los arañazos y las mordidas, o veremos también los desvelos todos y la desgarradora e infinita sed de nuestros instintos.

Quiero verte desnuda

Quiero verte desnuda y sonriente, y llenarte la boca de poemas sin palabras hasta los excesos, sin faltas de ortografía pero con una lengua inventada para no callar.

Quiero tomarte por asalto y vaciar la caja blindada de tus ganas de darnos hasta por los recónditos lugares sin nombre, y dejarte con las piernas temblando de sueños y flores de tanto copular.

Quiero beber de tu beso una verdad y una treintena de poemas obscenos que me quemen la ropa después de venir de naufragar de entre tus sombras, con los labios candentes y un anhelo sin fecha de caducidad.

Quiero hacerme con tu saliva y rubricar todos nuestros acuerdos con una mirada de esas con filo de matar, aunque esa muerte sea muy breve y no sobrevenga sino hasta después de cada estallido de nuestros desenfrenos de lubricidad.

Espuma de cristal

Voy hacia ti engolosinado por tu verbo y me detengo en el umbral de tu sexo, ¡ah, ese tibio manantial de mis excesos!, y te beso. Te beso con una palabra, con la mitad de una frase supurante, con mis deseos contenido en una mirada, echando espuma del cristal de primera estrella o con la voluptuosidad y fragilidad de un paladar hecho al sabor de tus deseos; con el miembro afilado en punta como una estaca, con mi locura, con la tuya toda, respirando de tu aliento y naufragando en tu silencio preñado de gemidos pronto a estallar cuando al fin te penetro.

Me deslizo suavemente, firme, vigoroso y contenido en lo más cóncavo de tus suspiros; me hago a las formas de tu piel como el fuego se hace a las del viento; me enciendo de cuerpo y me vierto inefable en tu cuenco de barro; me deshago, me hago polvo, me disemino en lo más hondo y te nombro. Me quedo en cada vocal de tus latidos, en las de tu pecho agitado, en las de tu vientre bravio y reposo, bajo tu aliento reposo y respiro; me reincorporo, doy con tus labios entre mis besos y vuelvo al acecho. Te adoro, te devoro y me corro nuevamente; me quedo dormido, exhausto, vacío del revés y lleno de ti por siempre.

Muérdeme

Muérdeme sin piedad; que lo que hasta ahora era llamado dolor, por ti será rebautizado como placer. Muerde y desgarra cada uno de mis antojos de ti y quédate con mis deseos entre los dientes. Hazme sentir que el infierno también sabe a besos con ardor eterno.

Muérdeme sin contemplación alguna; que tus labios encubran el más bello delito de amor jamás cometido. Muerde a discreción y sin el más mínimo gesto de devoción; y que la piel toda se me encienda con tu saliva y no me dejes caer en la tentación, donde tus labios me hieran de ausencia.

Muérdeme las palabras aún antes de nacer y no me dejes caer al ruego, desde la punta de mi lengua, y hazte con mi saliva entre tus piernas o quédate con mi alma toda, en las profundidades celosas de tu sexo. 

Hasta aquí

Hemos llegado hasta este punto, arrastrados por el deseo mutuo que nos quemaba bajo la piel, en esto de leernos, hablarnos y escucharnos, y...