Reflexiones

Me he de quedar parado bajo la sombra
sin siquiera preguntarme si soy o no soy
o si pienso y, por lo tanto, luego existo.
No, nada de esos, ¡delirios metafísicos!

Sentado a la orilla de un río de aguas frescas
no pensaré que este río es el mismo y otro
ni al ver los pájaros en pleno vuelo
negaré el movimiento del universo.

Disfrutando de la cálida brisa de la mañana
cuando la inmensidad despierta a mis sentidos
no daré crédito al mundo de las ideas
cual si de ellas derivase la belleza de lo que veo.

Y no es que no me guste la reflexión filosófica
pasa que, prefiero sentir en el beso de tu boca
en la experiencia existencial y mística
que revitaliza el ser de mis antojos.

Creer en ti, para luego existir, no es alternativa
ni lo es el no creerte, e igual seguir muriéndome.
Tampoco lo es el no tenerte ni tocarte
prueba del valor divino de las palabras.

No lo es, pero pudiera; y si lo tal estuviera siendo
aún cuando fuera materia corruptible de todo sueño
entonces, la mente del soñador despierto ya sabría
que el sueño que sueña, es sueño de otro soñador.

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