¿Cómo es que voy a poder volver,
¡oh, fiebre brava de mi nostalgia!
si mi espíritu loco se ha perdido
entre los laberintos enceguecidos?
Las huellas de este querer amarte
crecen entre las amapolas blancas.
Te espero, sí. Voy a esperarte
como una sombra en la noche
silencioso, oculto y sin nombre.
Te espero; y no hay claridad
ni sortilegios... que me roben
lo más diáfano de tu nombre.
miércoles, febrero 19, 2014
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