Despunta la mañana
Amanece, tan simplemente como eso
como ya ha ocurrido tantas otras veces
y como se ha llorado por esto o por aquello
o como otras tantas veces, nos hemos secado.
Como nos hemos estrujado millones de veces
hasta darnos vuelta y que nos llueva por dentro
o hasta que ya no haya quedado nada...
ni el amanecer, ni las lágrimas, ni los recuerdos.
Tan así amanece... como si nada, por nada;
solo y simplemente inevitable. Pero amanece.
Sea ya en un ojo gris o en otro verde azulado
solo nos amanece y ya. Despunta la mañana.
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