Hay un cielo
que se derrite dentro de mí
lágrimas que no llegan
a ser canción de las lluvias,
que no mojan, solo empalidecen.
Hay un cielo privado del azul
del vuelo puro, sin alas.
Es la aflicción de un corazón
cansado de andar a tientas.
Hay un cielo, y otro no,
solo huellas en el viento.
miércoles, febrero 12, 2014
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