Éramos tan dos
que el número se nos hizo mezquino.
Entonces, abrimos los cielos
y dejamos en libertad a todos los ángeles;
y nos pronunciamos solidarios con la luz;
y reivindicamos los besos y los abrazos
nacidos bajo el signo de la oscuridad.
Éramos tan dos
y tan prestos a extraviarnos en la multitud;
tan de volvernos uno con los otros
y estrecharnos en el más tierno de los abrazos,
que las flores nos brindaron sus alas
y los pájaros su vuelo.
Éramos tan dos
y tan urgentes de trascender el número par,
que uno y otro nos hicimos a los vientos
y llegamos a todas partes
y besamos todos los puertos.
Dinamitábamos los cimientos
de nuestras propias fronteras
y nos fundíamos en el barro de nuestros deseos.
Nunca más volvimos a ser dos; solo nos quedó
la fiebre de los recuerdos.
miércoles, febrero 12, 2014
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