Estado febril

La última de mis semillas de noche
quedó enterrada a tres palmas
por debajo de tu ombligo,
entre tu falta de estilo corriente
y tu tacto de sombras en llamas.

Yo te buscaba; quería ser tu agitación
entre las ramas del árbol de la locura;
y me alimentaba de tus hojas vacías,
escritas al roce de las cosas mundanas.
Al cabo, fui arrastrado hasta tus orillas.

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