con la línea austera
de un decir calmo.
Es domingo y ya;
solo una voz calla
más allá de la mía.
Se abre un silencio
y todo lo que ha sido
renace en fantasmas.
Hemos llegado hasta este punto, arrastrados por el deseo mutuo que nos quemaba bajo la piel, en esto de leernos, hablarnos y escucharnos, y...
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