Si lo pienso bien,
no teníamos en común
más que unas notas;
quizás una sonata,
medio concierto y las noches.
Yo vibraba en su mirada,
y todo lo demás se anulaba
quedaba todo en suspenso
hasta la próxima vez,
en que el viento nos convocara.
Aún hoy, el tiempo rompe
en una sinfonía
más allá de mis sentidos,
y tu nombre... me viene
desde los bordes del silencio.
miércoles, febrero 12, 2014
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