Esa maldita sed

De este otro lado de las sombras
hay besos que me han remitido a ti
sea ya por húmedos y tibios
o por ese desasosiego de la sed
como manera furtiva de buscarnos
encontrarnos y devorarnos
hacia los adentros,
explorando nuestros vacíos

Esa maldita sed que no se sacia
que araña y rasguña las gargantas
que las seca y las parte en dos
como a corazones de arcilla
como a cántaros a la vera de una fuerte
seca, bajo el sol del estío

Esos eran tus besos, aquellos los míos
acaso ya olvidados, acaso ya agotados
como resquebrajados pétalos sobre la arena.

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