¿Por qué si era tan fácil
sentar mano en nido ardiente
el pájaro rosa tardó tanto en llegar?
A ti debía cada una de sus plumas;
a mí cada vez que le cogí del cielo.
Así fuimos felices, por un tiempo
y las sábanas lustraban jaulas;
y los días eran puerta abierta.
¿Qué pájaro podía cantar mejor,
si nosotros prestábamos las voces?
jueves, febrero 13, 2014
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