La cosa es que, por muy diferente que otras mujeres se crean, me ha bastado con conocerte para saber en qué consiste eso de la radical diferencia entre el universo y tu esencia, lo inusualmente inolvidable de tu ser o lo desesperadamente inalcanzable de tus formas. Y es que vos, sin proponértelo siquiera, has sido todo eso en que las demás han hecho agua con promesas de esto u aquello.
Vos has sabido dar la estocada con precisión y ser luego la cura para cada una de mis heridas. Has sabido cuándo ser y llegar hasta mí, como una santa pervertida y dominante, y cuándo como una abnegada sumisa. Has sabido saberme cuando, desde antaño, el misterio ha hecho nido en mi alma, cubriéndome desde lo bajo con un manto de oscuridad y silencio.
Apático a la belleza física, pero también a la del alma, contigo y en ti tuve que reformular todos los conocimientos consabidos; tuve que hacerme mago y alquimista y hasta brujo entre conjuros; inventar y anular nuevos ciclos para la fecundación, y cuándo poder y deber hacer de tu vientre un terreno hostil para lanzar mis semillas; eso, entre toda una multitud de otras muchas cosas tuve.
Y a decir verdad, todo lo hecho y por hacer entre los dos ha sido lo que yo llamo ser diferente, realmente diferente; pero también, lo que te ha hecho única e inalcanzable para el resto. Nada de bajarte una luna de queso o hacerte tocar las estrellas del firmamento; eso, eso podría hacerlo cualquiera sin ser necesariamente diferente.
Vos has marcado la diferencia enseñándome que el mundo apartado a unos cinco centímetros de tu sexo no importa un carajo o nada; que las noches y los días no son más que un vestido para lucir tu desnudez en flor y que las gentes, que pasan y rondan próximas a los dos, no tienen caras ni nombres, sino que son un motivo simple de vulgar distracción.
Tú has sabido ser, en definitiva, cismo y grieta profunda, el pecado mortal y el juicio final, las lágrimas de sangre y la redención al llegar la mañana, la maldición de todos los cuerpos y la bendición de mi alma entera, el beso extorsivo y la mordida vengativa, la serpiente con piel de fuego y la manzana podrida, el paraíso más corrupto y el infierno más pulcro para mi cadáver definitivo. Todo eso y más has sabido ser para mis sueños de vigilia.
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