Vengo

Vengo de un tiempo
preñado de tus formas,
donde pensarte es recordar
tu cuerpo todo vestido de mis manos;
donde tus labios me saben a besos
cuando la noche es temblor y ausencia.
Vengo a estrenar,
en el candor de mis horas,
la fiebre eterna de nuestros cuerpos;
porque te espero y te sueño
aún en la rabia de mis desvelos,
atravesando por sobre ruinas los puentes,
cuando tu cuerpo y mi verbo
le prenden fuego a toda distancia
en la quimera de nuestros deseos.

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