Solo necesito

Quizás solo necesito de un gesto, de una palabra, mía o para mí, de unos labios o de tan solo un beso del cual aferrarme para no caer, para no terminar de hacerme trizas contra el suelo o más allá de este infierno de la cotidianidad.

Necesito de unos ojos, no de unos ojos sino de una mirada que me haga de espejo y me devuelva reconstruido o en partes, que me rescate desde lo hondo de un pozo y me rearme en mis recuerdos de niñez y en mi inocencia primaria o me deje con olor a tierra húmeda bajo las uñas.

Quizás solo necesito un poco de ese todo que me está abnegado. Tal vez solo quiero del beso que hay tras los besos, de la ternura tras lo obsceno, del amor tras la lujuria, del desgarro tras la soledad, del silencio tras los desvelos, de la esperanza tras las heridas.

Quizás quiero, quizás no quiero, quizás debiera, quizás acaso ni lo desee; pero es lo que más necesito, lo que más, aunque pudiese llegar a tenerlo todo: un gesto, una palabra, un beso..., y quizás la nada misma.

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