Sé que anoche
Sé que anoche fuiste por ahí del brazo de otro distinto a mí; pero sé también que anduviste por ahí conmigo en tus pensamientos, recordando cada una de nuestras charlas, haciéndote a la idea de que era conmigo con quién estabas.
Sé que anoche fuiste a dar con otros labios, no mejores ni peores pero simple y definitivamente otros; sé que tus labios en sus labios me buscaron y sé que tu piel vibró como cuando antaño, quizás, pero sabiendo bien que no era a mí a quien te entregabas.
Sé que anoche y en tu cabeza, mientras con él hablabas, era conmigo con quien lo hacías, más suelta y en confianza, sin pensar en tomar ventaja para dar el salto, porque tus saltos en mí eran todos con una red de contención, entre caricias y besos.
Sé que anoche fueron a dar entre sábanas frías, tu cuerpo que en otro tiempo fue parte del mío cuando la entrega, y su cuerpo que jamás llegarás a sentir como al tuyo propio; porque -¡digámoslo, amor!- la hoguera que entre ambos se encendía jamás pasión alguna igualará en sus destellos.
Sé que anoche, después de regresar a casa, luego del beso de despedida y al colocar la traba, te has echado a llorar, ¡oh, niña en pena!, contra la pared que en otros tiempos fue fiesta para nuestros cuerpos, deseando no volver a pasar por esto, o pasarlo sin ya pensar en el recuerdo.
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