Algún día dirán
Algún día dirán, quizás en unos cien días, que los poetas de nuestros días hablaban mucho del amor a la distancia por culpa del maldito Facebook.
Mientras, yo seguiré escribiéndote a ti, sombra que empañas mis días, sea por la comida siempre a destiempo, la camisa mal planchada o tu desfachatez cotidiana.
Ciertos es que otros hablarán de los dones del sueño en vida; del andar todo el día como flotando por sobre nubes, con el sexo siempre erecto o caliente a punto rocío. Pero yo no; no me sale.
En cambio a mí me saldrán versos como por obra y gracia de lo divino, con el perfume de todas las flores que plantaste el otro verano; o con la aspereza de tus manos de mal costurera.
Haré por pensar en bellas rimas, pero al momento me acordaré de tus rodillas de estacas. Querré decir esto por aquello, como hacen los que saben, y no podré hablar más que de tus quejas de a diario.
A veces se me da por imaginar la posibilidad de un mundo más bueno; uno en el que, por ejemplo, tú y yo seamos de esos amantes perfectos, cada uno en su casa, y del otro lado de un monitor.
Pero es la vida, amor. A nosotros, a estas alturas, ya no nos salvan ni redes sociales ni los domingos en comunión; ni las máscaras elegantes ni la fusta del cotillón. Nada, podría asegurar que nada.
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