Usted y yo
Usted y yo solemos vibrar con las mismas notas. Yo llego hasta sus labios hecho pedazos y usted me reincorpora y reconstruye de un solo beso.
Su piel viste con elegancia la tibieza de mi saliva y, próxima al éxtasis, su ojos de maravillas se devoran de un golpe de pestaña el paraíso.
Usted. Yo. Ya no sé cómo precisar el alcance de su onda expansiva. Usted, yo, nuestros sexos; el milagro de nuestro encuentro, la armonía de nuestros huesos, la locura de nuestros excesos.
Usted y yo hemos sucumbido tras la hecatombe de nuestros sentidos. Por donde ande, después de andarla centímetro a centímetro, a cada paso, a cada detalle y destello en mi día, me remito, incontenible, a su presencia mezclada con mis delirios.
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