Sumisa

Hay una belleza singular en lo feo
como hay cierta ternura en la crueldad,
reveses de un único gesto
que pueden romper el alma de un tirano
con tan solo esa fragilidad
natural y divina de una piedra o el agua.

Así tú, filo de mitologías y tragedias,
vienes a mí sometida y sumisa
como acero bautizado por el veneno.

Valiente yo, como el cobarde más inútil,
vengo a tus noches de silencio temido
con un pecho severo y desbordante de brío
a ejecutar la escena, el templo y los besos.

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