Un abrazo ceñido

Nos queda un abrazo ceñido
a un costado de los anhelos
ahí, donde casi ni se siente,
en el desborde de la ausencia.

Ojal cerrado al hueco de la existencia.
Nada por ver. Solo unos pasos en rodeo
contorneando el filo del vacío que quedó
tras venir de perdernos tras las mutilaciones:
dos manos; un brazo... otros labios.
Caricias y sonrisas; otros besos.

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