ABSENTIA

No sé si eran tuyas las manos
o tal vez, en las penumbras, eran las mías.
Solo sé que llegaste, me abrazaste
y quemaste a flor de piel mis sentimientos
hasta derretirte, en la fragua de la noche,
desbordando a lluvias en tormentas,
diluvios y recuerdos omnipresentes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

RELIGARE

UN SENDERO ESCULTOR

LA HISTORIA DEL HAMBRE