Sé del capullo gustoso en mí
que estalla a la luz de tus labios
cuando tu boca de antojos
abraza quemante
el pétalo frágil y terso que envuelve
la esfinge soberbia de raro tallo.
Él crece en vigor y sin espinas
y tú lo agotas, en el gota a gota,
cual si fuera inagotable fuente
o como si tal, el rocío de la mañana.
jueves, marzo 06, 2014
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