Tan poco y nada

Me dueles tan... pero tan profundamente
que hasta me sangran
las sombras de tu ausencia
y se me van cayendo secas y de a pares
las hojas del árbol de nuestros recuerdos.

Me hieres tan íntimamente, tan celosamente,
que hasta mis ojos se han cegado indolentes
y se dan en disimular bajo las lluvias corrientes.

Me olvidas tan básicamente, tan poco y nada,
que me desgrano de a poco en letras silentes
como si la fiera melancolía supiera tu nombre.

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