Éramos uno

Viste el color que gustes... lo demás
es solo quimeras y brazas ardientes.
Yo te he visto conjugar la despedida
en un blandir de manos sin plumaje.

Y eras el azul para mi cielo sin fortuna
y el aliento que empujaba los vientos,
bajo la noche total, entre los amantes
en tiempos en que aún... éramos uno.

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