No busques más donde fuimos,
es tarde. El último tren ha partido.
Lejos, en los hangares
han quedado besos fríos en un banco.
Tú habías dicho todo con la mirada;
el ruido secó todas las lágrimas
al estallar en tus mejillas aquel adiós.
Las hojas han caído,
son como un tul dorado, llegado el atardecer,
bajo las sombras de los pinos; allá
entre las lápidas lustrosas del cementerio.
miércoles, febrero 12, 2014
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