Si lo pienso bien,
no teníamos en común
más que unas notas;
quizás una sonata,
medio concierto y las noches.
Yo vibraba en su mirada,
y todo lo demás se anulaba
quedaba todo en suspenso
hasta la próxima vez,
en que el viento nos convocara.
Aún hoy, el tiempo rompe
en una sinfonía
más allá de mis sentidos,
y tu nombre... me viene
desde los bordes del silencio.
miércoles, febrero 12, 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LA CARROÑA
Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...
-
Arthur Fleck escribe en su bitácora de bromas, reflexiones y desatinos, el simulacro de un poema que, como nunca ni nadie, me...
-
Vos recogiste con ternura pedacitos de mí por todas partes y me volviste a armar nuevamente, hombre, barro y voz, en tu mirada; y me hici...
-
Mientras ese desahuciado intento de astro titilante brilla allá arriba, aquella triste y fascinante mariposa de la noche revolotea más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario