no
sé
de traducir
este dolor
tan agudo
tan de clavos oxidados
de puñal desafilado
de desgarro a carne viva
de rasguños herrumbrados.
Yo no lo sé, pero me duele hasta el alma.
Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...
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