Inspiración, ¡vieja ramera!
no creo en ti, ni en tus besos.
Lo mío es un ejercitarme;
caída libre sin paracaídas.
Nada te debo, ¡vieja avara!
ni a ti, ni tus hordas de musas.
Escribo cuándo y lo que quiero
sin pedirte permiso ni llamarte.
De las divinidades todas...
¡tú eres a la que menos tributo!
Vieja fea, esperpento nocturno
arrugada y pútrida meretriz.
Otros lleven flores a tus pies;
yo solo llevaré rosas a mi amada;
a ella besaré las llagas, las arrugas
los labios secos, cuando ya viejos.
A ti te he dado estos versos,
y no me leerás más escribirte;
guárdatelos bien... dónde sea.
Ya eres parte de mi olvido.
jueves, febrero 20, 2014
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