De pronto, uno despierta al día
de los desgarros todos del alma
e intenta reunirse en sus partes
sobreviviente de las mutilaciones.
De repente,
los nombres desaparecen
y todas las promesas rompen
en más de mil fragmentos.
"Era de esperar"
-susurra una voz socarrona
y el cielo pierde sus colores;
y el sol lacera con sus rayos.
¡Cuántas mitades buscándose
agitan el valle de los desamores!
Pronto, nos damos en ser
en un hervidero de preguntas
de respuestas quebradas
que no llegan jamás nunca
de solicitudes olvidadas
por alguien que también
se desarma en preguntas.
Así, estamos enterrados, solos,
en las ruinas de la indiferencia.
jueves, febrero 27, 2014
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