Veo a mi niño tan pequeño, tan inocente
tan juguetón; y me veo reír, jugar y llorar.
Lo veo... y veo al otro, el que no fui;
el que siendo el que es, se me asemeja
parecido, similar, siendo felizmente otro.
Lo veo... y lo veo jugar, caer y llorar;
y viéndolo a él... me veo tantas veces
nos veo tan a menudo, en nosotros mismos;
jugar, reír, caer y llorar.
Lo veo... y veo a ese otro que ya no soy
pero que aún seguimos siendo en el fondo;
y me veo, y me siento, llover hacia adentro
jugando, riendo, cayendo y llorando; me veo.
miércoles, febrero 12, 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LA CARROÑA
Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...
-
Arthur Fleck escribe en su bitácora de bromas, reflexiones y desatinos, el simulacro de un poema que, como nunca ni nadie, me...
-
Vos recogiste con ternura pedacitos de mí por todas partes y me volviste a armar nuevamente, hombre, barro y voz, en tu mirada; y me hici...
-
Mientras ese desahuciado intento de astro titilante brilla allá arriba, aquella triste y fascinante mariposa de la noche revolotea más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario