Como preludio de un sentir
tu voz y la mía
se diluyen en la noche.
Son esas sombras tímidas
crepitando en las chispas de una hoguera
o en el susurro calmo de nuestras almas.
Te vas haciendo distante, escapando
a la par de los segundos de una hora
en la que mejor no conjurar
recuerdos que nos abruman.
Me voy... como quien prisa lleva
por guardar, a destajo, algunos sueños
en el baúl del olvido.
Solo nos falta la luz penetrante
a fuerza de puñales
abriéndonos en las heridas.
Yo ya no sé
si curaremos con el tiempo
o si será el tiempo el verdugo
flagelándonos a imágenes
impresas en nuestras almas.
La verdad, no lo sé... pero lo intuyo.
jueves, marzo 06, 2014
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