El confort también aburre.
Aburren también las lluvias,
los pájaros mojados
y los besos en las despedidas.
Ve tú; yo me quedo dormido
en la bienvenida de tus abrazos.
Y si el frío nos atrapase en vuelo,
y las noches en nuestros sueños;
entonces, vamos a dejarnos amar
sin prisas, hasta que las nubes pasen.
Aburre, claro que aburre,
¿y no aburre, acaso,
andar en el trajín
tras las sombras de la nada?
Aburre, claro que aburre.
El confort también aburre.
El verano pasado, andábamos juntos a esos pájaros que se aparean en medio de las praderas. Y entonces, el aburrimiento nos era algo ajeno.
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