Y el día se fue iluminando
mientras besaba sus sombras.
Entonces, éramos dos y el mar
y la confusión era un naufragio.
Éramos dos;
y éramos como esas islas
atragantándonos a despedidas.
Queríamos nuestro cielo:
el sol, la luna y las estrellas,
¡queríamos!, mas nos queríamos.
lunes, marzo 10, 2014
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