Nuestros desayunos
pasaban por meriendas
nos comíamos a miradas
y nos vaciábamos a besos.
Mejores tiempos no recuerdo.
El café, el cigarrillo
la cama destendida
y nosotros enredados.
Nos queríamos a destiempo
nos sacábamos ventaja
y nos dejábamos alcanzar...
a veces, y otras también
perdíamos, pero
eso poco nos importaba.
lunes, marzo 17, 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LA CARROÑA
Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...
-
Arthur Fleck escribe en su bitácora de bromas, reflexiones y desatinos, el simulacro de un poema que, como nunca ni nadie, me...
-
Vos recogiste con ternura pedacitos de mí por todas partes y me volviste a armar nuevamente, hombre, barro y voz, en tu mirada; y me hici...
-
Mientras ese desahuciado intento de astro titilante brilla allá arriba, aquella triste y fascinante mariposa de la noche revolotea más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario