jueves, marzo 06, 2014

Prosas

PROSA UNO

¿Puede acaso, amarse a irreverencias?
Pues yo amo a destajo de mis antojos;
amo como mejor me sale;
recreando el verbo a disciplinamiento
de mi capacidad absoluta de amar
desde las sombras más profundas del abismo.

PROSA DOS

Me enciendo un cigarrillo,
tras la promesa postergada de abandonarlo.
Pero eso no importa, lo que realmente importa
es echar a andar una maquinaria celeste,
solo comparable con aquella otra,
articulada por palabras, frases o versos.
Esta maquinaria se mueve lentamente, o más bien,
al ritmo propio de sus certezas a ser corroboradas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CARROÑA

Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...