domingo, noviembre 30, 2025

EN ESE GESTO LEVE


Arrojo mi alma al desconcierto,
trago la pregunta y, simplemente,
le digo que la amo
como la rama al viento
—desvergonzadamente—,
como las olas a las rocas
que golpean entre beso y beso.

Ella susurra, pero no se detiene,
y me hace saber
lo vano de mi bruto intento.
No sé si ríe o llora;
solo dice que la emociona.

Y en ese gesto leve, casi aire,
comprendo que no es mía,
que basta su temblor para salvarme,
y que amar —a veces—
es quedarse quieto
mientras el mundo
se inclina hacia su nombre.

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