Sonrisas en llamas



Mi sonrisa, destinada a tu vientre de mariposas,
bulle en el aire dispuesta a devorar tus noches,
y a hacer de tus labios sus propias alas de fuego.
La primavera en tus senos era un cántico de sal.

Nuestras formas se acoplaban bajo las sombras;
y el silencio quebrado al galope de los gemidos
era cual sinfonía templada al rigor de los vientos.
Tu sonrisa, fulgor de alas, era una flor en llamas.

Éramos sonrisas ardiendo, esperando por el día,
fundidos en abrazos más allá de nuestras pieles,
y un tanto más acá de todos nuestros conceptos.
Nuestra materia... era una con el universo vasto.

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