En cada gesto



Quienes nos vieron,
en verdad no nos vieron;
porque de vernos, en serio,
nadie nos habría conocido.

Mientras yo besaba
el aliento de tus formas,
tú te dabas en echar luz
entre las comisuras de mis labios.

Y así las noches y los días.
Así, rehaciéndonos en las miradas,
contemplándonos en cada gesto,
nos cultivábamos las alas.

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