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Mostrando entradas de abril, 2014

Si de pronto me dijeras

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Si de pronto me dijeras que ya no vas a venir que en tu vida han surgido mayores prioridades que mis versos ya no tienden ni teje puentes ni mi amor pavimenta las avenidas que hasta ayer te traerían hasta mí... Entonces, ¿qué hacer con este corazón doliente, parido para la espera de un ahora nunca jamás? No lo hagas, no; no me digas nada. Prefiero que viento me traigan tus alas y que el mar me susurre tu cobardía bajo; tan bajo; tan bajo... que me sea imposible de percibir. Prefiero que, rostro fundido al suelo, la tierra me grite hasta el ensordecimiento que ha labrado con oscuras fibras de raíz una prenda eterna para la gala de la huida. Ya no hables; ya no escribas deja que la noche se pose en mí y que las aves nocturnales engullan mis penas hasta dejar venir hasta mí las sombras de tu despedida.

Yo jugaba

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Yo jugaba y revoloteaba en el filo agudo de sus dientes cuando dejaba, por momentos, su boca entreabierta. Yo había sobrevivido a otros eminentes peligros del amor ¿y qué podía implicarme... enamorarme otra vez y caer? Solo el cielo era el límite y los altos anhelos... eran todo. Yo jugaba... imaginaba mundos por conquistar y besar. Su cuerpo entero cartografía para emprender el vuelo; su ombligo mi brújula y sus senos mis luceros; todo, absolutamente todo era una invitación para el encuentro; para mirarnos tras los ojos y hablarnos en las miradas.

Las Lluvias

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Sabíamos tan poco de las lluvias que mojarnos era solo un accidente entre lo geográfico y el dolor.

No es que llueva

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No es que llueva; es que me llueves ahí, donde el sol no hace de las suyas donde cada cosa te recuerda aún viva pero tan lejos, como las nubes que mojan. No es que llore; es que me llora por dentro es que el sol me deshidrata como fruto partido y ya ni el gusto me sabe a encanto; y me enredo en aguas perdidas en tiempos de sequía. No es que nos dejemos; es que seguimos distintos mirándonos desde extremos enfrentados como esos edificios que se saben todas sus historias.

La última cena

y el nazareno nos enseñó a resucitar y tuvimos que andarnos con mucho cuidado por si los amantes de la muerte nos denunciaban tuvimos que aprender a hacer de nuestras cenas, la última cena y convidarnos entre sí y devorarnos, el uno a la otra y viceversa tuvimos que buscarnos entre los olivos cuando la oración final eran nuestros cuerpos y no éramos más que maestros y discípulos unas veces uno; otras veces la otra indiferentemente.

Quizás uno, tal vez el otro

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Y aunque la cura moderna diga... "se puede" insistiré infatigablemente en mi "¡no quiero!" porque no es capricho mío este dolor impío, ni es mero regodeo en las entrañas del sufrir. Hemos sido dos los que debimos renunciar; ni uno más que el otro, hasta que se muera. Pues estas cosas deben morir, como muere el sol, de a poco, vistiéndose de anochecer. Quizás uno, tal vez el otro... pueda renacer, y amanecer con los restos de lo que fuimos. Quizás uno, tal vez el otro... seremos olvido nutriendo en el saco gordo de los recuerdos.

Parece Imposible

¿Cómo se le rompe la espalda a este dolor; cómo le transfiero esta neuralgia al tiempo? Parece imposible, como tantas otras cosas. Hoy he padecido de un desgarro metafísico igual en todo, al dolor por la muerte de dios. No sé si habrá resurrección posible para mí, para el hombre que se ha visto destrozado; para este cuerpo que ha sido mutilado vivo de la promesa ancestral de felicidad perdida.

Renacimiento

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He sentido la hierba perfumada en mis sienes, y los pájaros alborotados enredados en el viento. Esto es lo que necesitaba, compañeros, dar pasos, los míos propios, de mole devastadora, bajo este cielo fulminante de luz nueva; y así, sentirme vivo, abrazando por fin la vida. Este último otoño no fue igual de generoso; me había teñido de nieve los cabellos y he sentido el susurro suave de la muerte avisándome sobre su apetencia por mi alma. Yo la he mirado a los ojos y le he sonreído; mas no me importaban sus guiños seductores. Mis canciones guardadas en tibios bolsillos han saltado al desborde de la vista iluminada; los riachuelos saltaban entre las piedras alegres y los árboles de antaño me han contado sobre ellos. Aquí estoy nuevamente de regreso, compañeros. Traigo conmigo un hermoso bagaje de sueños entre rimas frescas y ritmos renovados, para cantarle a la naturaleza sobre su gesto exaltado. He aquí mi nacimientos, para deleite de mis amigos. ¡Sí, es mi renacimiento y mi apue

Desandando ruinas

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No tengo más ganas que las de dejarme llenar los pulmones de aires, y las de seguir escribiéndote aunque ya no me leas... ni siquiera para ignorarme. Como si todos los buzones del mundo se hubieran tragado sus bocas; y los carteros todos, en huelga de amores. Esta noche debo romper copas con los dientes de un verso; vestidos desusados; desamores con la etiqueta aún pegada, en el revés de todos los silencios desnudos. Debo robarle al fondo de una botella, las últimas gotas de sangre que me ha bebido, en esta borrachera de la existencia. No; no creas en mis delirios. Sería tristemente clásico enamorarse de mí. Solo te queda dejarme pasar, como se hace con las aguas del río, donde siempre me verás lavándome las manos. Estos labios de ríos, de sangre herrumbrada, no saben a besos de amor ni a pasión de los encuentros clandestinos. Mejor, sigue las nubes montadas sobre el viento. Vete y olvida, pero vete.

Sonrisa transparente

El límite horizontal de todos mis tormentos es en el infinito una sonrisa tiernamente transparente como la noche de todos los dolores dando de cabeza contra las paredes de la incomprensión en esta ciega intuición de que detrás de toda ronda infantil lo humano se torna en perversión.

Estoy harto; cansado; fastidiado

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Estoy harto; cansado; fastidiado; y jodido. Cansado de las quejas; y de no hacer nada. Más hubiera preferido vivir en otro tiempo; otras o las mismas latitudes... otro espíritu; menos harto de estar harto, más fastidiado. ¿Y quién sabe si no, haber cogido un fusil? E ir tras un sueño de locura y muerte fútil como la de otros; como han vivido otros, viviendo el anhelante encanto de un ideal en un mundo vil que se les iba pudriendo. Harto de acumular años en la comodidad; de secarme al viento fiero de la impotencia que no da tregua, que me reclama a diario que me inaugura viejo y jodido y muerto. Estoy harto; cansado; fastidiado; y jodido.

Cansancio de Siglos

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Tengo un cansancio de siglos de incomprensión en el alma. ..... Ya ni los pájaros me nombran en ese raro idioma de los cielos ni los días ni las noches siquiera. ..... Solo soy una leve sombra pronto a desaparecer en oscuridades. ..... Abre sus fauces furiosa la Nada y sudan por mí... el olvido y la indolencia. Estoy siendo... el padre del devenir y el canto sacrílego de los tiempos.

Los Aviones

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Parece absurdo de plantear pero los aviones llevan y traen a los otros... nunca a quienes queremos. Es inusual. Pero, otras veces llegan; y llegan llenándolo todo de ausencia. Llegan y nos dan vuelta; nos dejan vacíos de raíz.

En la víspera

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No era ámbar la mirada; era la luna como no la hemos de habitar nunca. Y la presencia era otra; y los besos las sonrisas cuando nos amanecía. No eran ámbar las miradas, ni siquiera lo era la luna; era tal vez, no lo sé, esa miel derramada en la víspera de lo anhelado.

Sin penas ni glorias

Paso primero... me enciendo un cigarrillo; casi que aún no termino de abrir los ojos. En las penumbras, absurdamente, tal vez, doy manos a doquier y te busco. No estás. Ha sido corta la noche. El vaho del alcohol persiste tras la trastiendas de mi cansancio como si se fuera a quedar conmigo... hoy. Sin restregar los ojos, tanteo nuevamente. Hoy no estás, otra vez... y como siempre. Me levanto, dando pasos intrascendentes. No eres como la luna; estás algo ausente y la humanidad en mí pasa como invisible. El gran salto del hombre, del sueño al sueño ha de ser, finalmente... sin penas ni glorias. Me incorporo; alisto mi café, y por un instante, al pasar junto a la ventana, me fugo en vuelo. He llegado donde mis recuerdos más lejanos; están allí... donde mismo los dejé al partir. Llego hasta el viejo baúl, y sin siquiera abrirlo me vuelvo presto a mi presente. Listo mi café.

Domingo

La brisa de la muerte ha engalanado el paso del nazareno. En el aire se blande el fatídico destino de maderos, entre quebradas lágrimas de olivos.

Mi verso calla

Cada espacio vacío y blanco me grita... la compleja forma del nombre, para mí sagrado, que mi verso calla en la rima.

Oda al Siglo XXI

La poesía es una mierda; ¡contemplad las nuevas ciudades! al horizontes, lejos de estos tiempos. ¡Vamos hacia el progreso, dulce compañera! Los cántaros lucen vacíos, secos, quebrados. La sed no ha sido saciada aún, ni lo será mañana tampoco. Ella besa gustosa sus últimas úlceras. Nos ha acontecido la noche en la estación final de los siglos; juntos hemos mordido a rabia la tradición. La poesía es una mierda; es necesario quemar a los poetas. Ella se ha escapado de casa; ha desoído las voces ancestrales de su familia; se ha escapado, por sobre las altas avenidas, junto a un poeta de pueblo desconocido. ¡Mirad a través de los cristales inauditos de la mañana! La nueva incandescencia ha rajado las telas; se ha deshilachado la trama del engaño. Las armas quedan mejor en manos de los nuevos santos. ¡Contemplad los excéntricos disparos! Niños y viejos... mueren junto a sus mujeres. ¡La poesía ha sido una mierda! Y esta pesadilla por fin se ha terminado.

Saberte Cerca

Me tienta la idea de saberte cerca pisando las sombras de mis noches esperando a que regreses de donde sea que te hayas ido dejando tus huellas en mi voz sabiéndome sumiso a tus nubes y a la capacidad de llover sobre mí. En casa, hay rincones que te saben ausente como una puñalada que va dibujando en relieves tu nombre con silencios; como heridas que sangran palabras y se hacen costras y se secan mudas.

Cifra que Susurra

Eres la cifra que susurra el resplandor y en cálidas brisas, el torrente de brío cuando las venas explotan en éxtasis en un antes, un durante y un después. Hija de todas mis noches, eres el alba. Llegas cortando el desvelo sutil con luz iluminando la totalidad de mis deseos, cuando mi piel toda te nombra dueña.

Eres el alba

Hija de todas mis noches, eres el alba; llegas cortando el desvelo sutil con luz iluminando la totalidad de mis deseos, cuando mi piel toda te nombra dueña. Eres la cifra que susurra el resplandor, cálida brisa que corre extasiada en mí cuando las venas explotan en éxtasis antes, durante y después del tiempo.

Éramos dos

Y el día se fue iluminando mientras besaba sus sombras. Y entonces, éramos dos y el mar era confuso... pero éramos dos; y éramos como esas islas atragantándonos a despedidas.

Presencia

Lo primero fue el beso de su mirada luego la desnudez de sus palabras y por último la conquista de mi alma. Yo la buscaba en el revés de los días y en las sombras de la ausencia en el costado de los silencios y en el pasado de un gemido. Lo último fue un adiós balanceándose en sus cabellos alejándose con aplomo en el bamboleo adentrándose en las distancias del olvido.

Antropos

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Poco es lo que se sabe sobre la hora obscena plumaje de coloridas horas el cenit sobre las calvas. Su vestido se desgarra allá en el horizonte; el tajo va creciendo, y de su desnudez los días.

Arrogancia del Verbo

El poema se demora, trabado en las astillas de un recuerdo desgarrando y desgarrándose a lo largo, y a cada paso, en la garganta del silencio.

Abril nos duele

Abril se nos duerme en la sangre y despierta cuando ha pasado nos deja la pregunta trisada prendida entre los recuerdos. Abril se nos queda en pasado como lluvia que siempre moja bajo los párpados cansados cuando se nos empozan los años. Abril nos duele en los cajones y en los sótanos del olvido en las miradas que ya no hablan y en las caricias que ya no queman. Abril se nos vuelve versos y canciones para la tristeza se vierte a lágrimas llenas en los cristales de los espejos.

El Gremio de las Musas

Hay ángeles en el gremio de las musas que solo pueden viajar zurcidos en el revés de unas braguetas en llamas.

Empapelar Poemas

En las paredes antológicas de mi cuarto yacen pegadas las hebras de tus huidas. Son enlaces muertos a cada poema mío; los siento... como si fueran hijos propios.

Explorar el Caos

La verdad es que no puedo siquiera pensarme sino es en los fragmentos; en la explosión misma de mi ser uno desperdigándose en palabras y versos. Centro que se busca en un sí mismo, pero que solo se halla como la trama, como el despliegue de hilvanes grises desatándose los nudos ciegos del ser. No puedo más que explorar el caos que me constituye desde el afuera... El poema es el intento casi frustrado por divisarme en la red como unidad. No me es posible encontrarme idea; de pensarme siendo el pensamiento en sí, de sí... y desde sí. Es el poema la fuente primigenia de este soñarme. El espejo se ha rato entre mis labios; he mordido todos los verbos juntos; los he conjugado a piel y a venas... por el debajo de mí, entre los huesos.

El Poema

La rosa se desgajó en versos; secó la fuente, y nos maduró la muerte. Nos fuimos yendo quedándonos en el poema.

Manuales de cabotajes

____/ a la Sra. Marcela Lokdos Ella, como quien con palabras tiende puentes para los vuelos diseña manuales de cabotajes para acróbatas suicidas. Ella... cría gusanos entre paredes, y en los vacíos de los gargueros.

Aquí no se ha follado

Follar, aquí no se ha follado si no se ha quebrado la espina del amor en el vientre alocado de las furias. Aquí las lágrimas son solo para las niñas; tú has madurado los gemidos en la casa del dolor en las habitaciones de las muñecas usadas. Las mariposas aquí no van al cielo; y follar... follar, no se ha follado si no se ha desgarrado el amanecer entre las sábanas gastadas de la noche. Aquí las rosas tienen voces femeninas y se cultivan a escondidas tras los espejos lejos de la casa de sombra paterna. Aquí las mariposas no van al cielo arden como luciérnagas en las farolas y en las avenidas que desfilan hacia el infierno.

Los huesos de mi tristeza

Hoy deseaba escribirte una bonita canción de amor y el cielo me ha mostrado una verdad en descomposición mientras las moscas roían los huesos de mi tristeza. He levantado el rostro sintiendo que podía contra todo el mundo y tu mirada me ha destrozado el corazón mientras preparábamos el desayuno de los cuerpos mutilados. Mi vida había sido desde siempre un desearte cada vez más cerca cuando la distancia te desnudaba entrando y saliendo de casa con el gesto cansado de los años y un breve adiós en los labios.

Quisiera ser velero

Quisiera ser velero y naufragar ahondarme en el vientre mismo de los mares tragar enérgico todas las aguas y cortar con mi cuerpo el golpe bravo de las olas. Quisiera ser y sentir la efervescencia violenta la espuma blanca en mi sangre y en el azul el marítimo olvido de la distancia y el desgarro cruel de la desesperanza. Quisiera ser velero y naufragar y besar el fondo vivo y colorido de un arrecife. Quisiera, quise y querré siempre... ser olvido en la distancia y en la mar.

Herida de muerte

¿Por qué no abrir una herida de muerte en el silencio con uno de esos gemidos que bien sabemos los dos? Sería tan bello ver a las noches sangrando de envidia; y ver cómo sus lágrimas, empapan las sábanas frías.

Mi vocación

Me suele suceder de no entender nada y acaso sea esta mi vocación. Nada entiendo, nada invade y por algo... todo me afecta. Hago de mi propias confusiones un desfile obsceno... y me siento a esperar a que amanezca. Alguien que siempre la tiene más clara vendrá para arrancarme un sano juicio ya sea por la fuerza... o la santa razón. Yo sigo a la espera. Calmo... desvelo.

Mi amargura

La noche se ha empozado en mi amargura y el amanecer... me ha traído de regreso el veneno de los días impregnado de horas. La vida debiera ser una pura contemplación y la muerte, el único sueño de los olvidados.

Reflexiones

Me he de quedar parado bajo la sombra sin siquiera preguntarme si soy o no soy o si pienso y, por lo tanto, luego existo. No, nada de esos, ¡delirios metafísicos! Sentado a la orilla de un río de aguas frescas no pensaré que este río es el mismo y otro ni al ver los pájaros en pleno vuelo negaré el movimiento del universo. Disfrutando de la cálida brisa de la mañana cuando la inmensidad despierta a mis sentidos no daré crédito al mundo de las ideas cual si de ellas derivase la belleza de lo que veo. Y no es que no me guste la reflexión filosófica pasa que, prefiero sentir en el beso de tu boca en la experiencia existencial y mística que revitaliza el ser de mis antojos. Creer en ti, para luego existir, no es alternativa ni lo es el no creerte, e igual seguir muriéndome. Tampoco lo es el no tenerte ni tocarte prueba del valor divino de las palabras. No lo es, pero pudiera; y si lo tal estuviera siendo aún cuando fuera materia corruptible de todo sueño entonces, la mente del soñador desp

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Bruma, niebla y frío zumbaron como balas y lo hacen todavía en el Atlántico Sur en el azul más parco.

Busca-minas

El poema se fugó, dejando una estela de ausencia a su paso. Ahora solo quedan en carnes vivas las cosas tu mirada tu sonrisa esa voz sin melodías y un cuarto revuelto sin vacíos unos libros palabras mudas que me reclaman a gritos por tu regreso unas noches unas sábanas tibias y el poema que se ha ido.

Epicentro

Mi epicentro es una voz oculta bajo la lluvia; no siempre moja, pero aturde. Es una mirada rompiendo entre las palabras, que me sabe a cada paso y me intuye en mis desvelos. Mi epicentro es tu voz quebrado por tantos silencios.

Corsarios besos

¿Y si me doy en unir puntos como estrellas formando en ti constelaciones maravillosas en honor a la misma Venus, diosa del amor? Hilados de besos y caricias que recrearán rutas de navegación para corsarios besos; y la búsqueda de tu bello tesoro enterrado entre las sombras... y a la luz a los deseos. Un astrolabio de piel fijará los nuevos cursos en la aventura azul de los mares y los cielos y una brújula de sentidos alertas nos guiará donde compases de tibiezas nos lo marquen por entre la longitud de tus ansias de lunas en medio del océano sideral de tus anhelos.

Hay miradas

Hay miradas que abrazan y queman en el mismo instante en que nacen en lo más hondo, allí donde las flores nacen, bajo el signo del amor entre las lluvias horizontales.

Silencio mutuo

Nunca hubo lluvia que no inundara su mirada ni cuartos deshabitados por la desesperación; así la conocí... con esos párpados de lágrimas y una voz... que se ahondaba en los infiernos. Sus palabras empapelaban de blanco las mías cuando asistíamos al festín del silencio mutuo con el verbo de sangre flotando en el espacio. Ella, afilaba su sonrisa de navaja en mis labios.

Uno debiera callar

Uno debiera callar tantas veces... pero, el juicio es débil y la pluma demasiado liviana. Uno debiera ahondarse a veces, en pensamientos mas cuando la noche abandona nuestro cielo la claridad solo oscurece.

Las Moscas

_____________________ a C. Baudelaire Diminutas asquerosidades, ¡hordas del infierno! zumbadoras perennes en las viles consciencias. Hacen suyos... los rincones pútridos del corazón cual inmundos hervideros de larvas hediondas. Ellas, las fecundan, cultivan masas de gusanos ¡pequeñeces vivas!, retorcidas sobre sí mismas crecen, agigantándose, con el tiempo y la culpa ¡Reinas imperiales de los vicios más profundos! Molestas siempre, acortan las horas del sueño no saben del descanso, ¡obreras de lo pútrido! compañeras fieles... de los instintos criminales. Las moscas, complejas sensibilidades del alma.

La gente bonita

¡Adoro; amo a la gente bonita! Bonitas por dentro o por fuera, eso poco importa, realmente... Adoro y amo lo bonito en ellos. Pero, lo que no me gusta nada, bajo ningún pretexto... es que, pasando a mi lado, cínicos ellos, escupan en mi cara su nombre. Amo y adoro lo bonito aún más porque todo me la recuerda ahí donde el silencio me la regresa... luego de venir de andar en nada. La amo, en el verbo que me besa y en poema que me va naciendo entre las palabras de nuestro ayer en las caricias y las tiernas miradas.