Se me hace polvo la ilusión
de hacerte parte de mi abismo;
cumpliendo con el rito
de las almas,
llevo mi corazón
afilado como una daga.
El beso más fino de tu enemigo
es la sombra
más desencantada,
el fuego bravo del pasado
y también la hoguera consumida.
De noche cualquier templo arde,
resucitando las promesas incumplidas;
las puertas que creías ya cerradas
se abren dándole paso
a los deseos de la carne.
Las sábanas que hasta ayer
conjugaban las lágrimas de un viejo amor,
hoy se mojan tras la explosión
de todos los orgasmos
bien logrados a tu mal destino.
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