Nos dimos en crear la resistencia
desde los resortes vencidos de nuestra cama.
Las almohadas no paraban
los disparos de nuestros besos;
y las caricias bajas
eran una infracción poco tolerable
pero a su vez, adictivas.
Si un cuerpo no arde por amor
tampoco puede servir para la guerra.
Amanecer con tus labios pariendo soles
hablaba amorosamente
y a su modo, sobre lo que había sido
la copulación de las noches entre mis brazos.
lunes, junio 30, 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LA CARROÑA
Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...
-
Arthur Fleck escribe en su bitácora de bromas, reflexiones y desatinos, el simulacro de un poema que, como nunca ni nadie, me...
-
Vos recogiste con ternura pedacitos de mí por todas partes y me volviste a armar nuevamente, hombre, barro y voz, en tu mirada; y me hici...
-
Mientras ese desahuciado intento de astro titilante brilla allá arriba, aquella triste y fascinante mariposa de la noche revolotea más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario