El prodigio de todo amanecer
convierte el anuncio en savia
y la noche se deja caer en calma
en el hueco sordo de los gemidos.
Bulle el instinto y florece la vida
en el cuerpo exultante y soberbio.
Es la primera vez
que el cielo desconoce el origen del rocío.
El día explota como botón de luz
en la intuición de todas las horas.
Complejo entretejido de fibras
que se enlaza entre sí y para sí
en trama poderosa e imbatible
exaltando la sangre en correrías
surcando las amplias concavidades.
miércoles, junio 11, 2014
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