Solo por cuidar de ti
te doy de beber mi sombra
y la dejo fluir entre las noches
cuando en ciegas horas
bosteces caricias de luz.
Si abres en mí
un tajo a la muerte
que sea para desalojar tu estrella.
No quiero de ti cielo alguno
si ya he dado
con el aro carmesí de la luna.
De ti la sed de las flores
y el deseo emergente
del corazón de las piedras.
miércoles, junio 11, 2014
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