lunes, diciembre 01, 2025

LA CARROÑA



Dios me libre de esos feligreses
que vienen de ser carroña asquerosa,
que liban a diario los jugos pútridos
del verso malogrado y hediondo
de los tullidos del alma y del cuerpo.

Mas no me verán entre sus filas,
ni arrodillado ante sus letanías,
pues conozco el precio de la palabra
cuando se trueca en fango y desvarío.

Prefiero el filo limpio del silencio,
la llama que custodia su verdad,
antes que el aplauso de los necios
que celebran su propia podredumbre.

Y si alguna vez mi voz flaquea,
que sea por la sed de lo sagrado,
no por beber del mismo estancamiento
donde naufraga el mundo profanado.

domingo, noviembre 30, 2025

LA MIRADA QUE NOMBRA


He buscado siglos tu mirada
en otros ojos, cielos y mares,
y solo en vos comprendo la luz
que a mi sombra siempre responde.

Ya no somos quienes fuimos,
pero en tus ojos de ahora nace
una verdad sin tiempo
que me reconoce y me llama.

Tu nombre ordena mi noche,
tu voz tiene la forma
de una paz nunca pedida
y siempre esperada en mí.

Por eso te escribo: para decir
que mi historia guarda tu sitio,
no como exigencia, sino ofrenda;
un umbral donde elijo encontrarte.

EN ESE GESTO LEVE


Arrojo mi alma al desconcierto,
trago la pregunta y, simplemente,
le digo que la amo
como la rama al viento
—desvergonzadamente—,
como las olas a las rocas
que golpean entre beso y beso.

Ella susurra, pero no se detiene,
y me hace saber
lo vano de mi bruto intento.
No sé si ríe o llora;
solo dice que la emociona.

Y en ese gesto leve, casi aire,
comprendo que no es mía,
que basta su temblor para salvarme,
y que amar —a veces—
es quedarse quieto
mientras el mundo
se inclina hacia su nombre.

LA MÚSICA DEL MUNDO


No todo fue pesadumbre
bajo el soplo tenue de lo inacabado.
Con las pinceladas aún húmedas,
vi respirarse a Dios en su silencio.

Mis ojos, entonces, se deshicieron
en la espesura de un rojo cambiante:
—uno nacido con el alba,
otro muriendo en el ocaso—;

y en esa doble luz presentí el poema,
antes incluso del primer verso,
ese rumor de eternidad que tiembla,
hilo secreto en la música del mundo.

EN EL SILENCIO


En el silencio el alma calma;
la quietud es un espejo divino,
la huella de un río antiguo
que solo por su cauce se adivina.

No trae agua —no—, trae el olvido;
el ruido cesa, se hace transparente.
La oración es cosa del monte
y no hay quien prescinda del verbo.

Las bestias, la selva, el rayo
cumplen con su eterna misión:
son partes de un todo presente,
carne sagrada de la creación.

LA HONDURA DEL AIRE


Sobre la rama ocupada
no caben más pájaros;
la rama solo se inclina
hasta el crujir de las almas.

El viento nunca azota:
es la forma en que Dios
aliviana el peso muerto
y trae las buenas nuevas.

El vuelo no es confirmación
del aire: es el aire; y así mismo,
una vida no es La Vida:
es todo lo que nos trasciende.

DONDE MI PAZ ELEVA TEMPLOS


Hasta aquí hemos llegado, amor mío,
a mitad de un largo camino
que, al final, promete el olvido
—aunque más no sea uno a medias.

Un sendero iluminado por espinas:
sangre, desgarro y mucho de vida
no vivida, malgastada y no amada,
sin fe, sin futuro, sin nada de culpa.

Yo me voy, y ahí te dejo, varada,
detenida entre las ruinas de tu ego,
en el infierno por vos sostenido,
para sepultar lo bueno que te quedaba.

Hasta aquí la arrogancia de quien ataca,
se defiende o responde. Hasta siempre,
hasta nunca. Suelto la espalda vana
y me voy donde mi paz eleva templos.

LA CARROÑA

Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...